Feria de Málaga

"En la Feria de antes se gastaba menos y había más alegría "

-¿En qué sentido ha notado usted cambios en la fiesta?

-Ha evolucionado bastante, y por supuesto que para mejor. Recuerdo cuando comenzó en Martiricos y yo iba con mi madre, y después empezó cuando yo era novio de mi mujer e íbamos al Paseo de los Curas. Allí recuerdo que todos nos conocíamos, éramos una gran familia. El ambiente era muy agradable, aunque entonces no había botellón. Sólo llevábamos cinco 'durillos' en el bolsillo para gastarlos. En definitiva, para mí todos los cambios tienen que ver con la economía. ¿Qué podemos esperar de un joven de 20 años que no tenga trabajo y quiera tomarse un par de copas? Pues que se vaya de botellón. Aunque los precios no son excesivos, la gente no lleva dinero para gastar.

-En comparación con otras ferias en las que haya estado...

- Mi mujer es sevillana y hemos ido a la Feria en varias ocasiones. Cuando la gente decía que hace años era difícil entrar en las casetas, yo no he tenido inconveniente ninguno. Yo soy un hombre abierto, sociable. Tal vez sea por mi trato continuo con la gente. Yo llegaba allí, me plantaba en la puerta y preguntaba que si conocían a uno y a otro, con mi purito en el bolsillo, le daba alguno al señor de turno. Como siempre iba para gastar dinero no había ningún problema nunca. Respecto a esto no tuve problemas ninguno, menos con los toros. Con los toros tuve una mala experiencia horrible, porque estuve con mi hija Olga y al segundo toro tuvimos que salir de la plaza. ¡Aquel calor era insoportable, era Curro Romero y allí no se podía ni hablar del calor que hacía! Ya te digo, un silencio sepulcral. Pero anécdotas aparte, Andalucía en general es tan bonita...

-Sin medias tintas Joaquín, alguna anécdota difícil de olvidar...

-En mi negocio estando de encargado en la cafetería de Alameda Principal, hace ya 40 años, le servía la comida a todas las cuadrillas de toreros de España. Entonces iban a comer allí y he vivido muchas experiencias y he hecho grandes amistades con algunos de ellos. Siempre con gente de la cuadrilla que se hospedaba en el Hotel Granada, que ya no existe. Cuando llegaban a las 12 del día y como le repitiera ¿qué quiere usted beber?, se lo tomaban como un insulto, se molestaban. Iban en tensión, con nervios. Y la comida siempre de un torero ha sido una tortilla francesa con un botellín de agua. Así cuando aparecían después de la corrida me gritaban ¡Joaquín, me pones ya chanquetes hasta que me harte!

-¿Cree usted que el papel del puerto en estas fechas es imprescindible?

-Es verdad que después del Ramadán, aquí han llegado barcos con 500 personas y eso se nota en el centro. Hay más movimiento. La gente consume, mira, pasea y da alegría. A mí siempre me ha gustado mucho venir al puerto a ver los barcos desde joven, cuando venía con mi moto. Ha cambiado muchísimo, está mucho más controlado y se está haciendo todo muy bien. La referencia sin duda es Muelle Uno y Muelle Dos.

-¿Una comida y una bebida esencial en estas fechas?

-En Feria tiene que probarse por obligación el abanico de comidas tan grande que tenemos. Los huevos fritos con pimientos y patatas o un plato de pescaíto y su cerveza de acompañante. Por eso me inclino.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios