Feria de Los Barrios

Los más jóvenes vuelven a volcarse con la fiesta más esperada del año

  • La plaza de Cruz Herrera sigue siendo el epicentro de la diversión juvenil

Otro año más, los jóvenes linenses volvieron a concentrarse en el centro de la ciudad para disfrutar de uno de los grandes días de la Velada y Fiestas.

El Domingo Rociero llenó las calles de colorido y arte andaluz, pues sus mujeres lucían los trajes de gitana por todo el centro de la ciudad.

Un día en el que los venenciadores demostraron su maestría con el vino y los ciudadanos, con el calor que hace a mediados de julio, no se podían resistir a una buena copa de fino y por supuesto al tan típico rebujito, una bebida que se toma como agua para aguantar durante toda la jornada, sin olvidar que hay que acompañarla en todo momento con unas buenas tapas para no llevarse más de un susto.

Los carros de los supermercados estaban prohibidos este año, pero a pesar de ello algunas personas los utilizaron para poder meter las botellas de fino, tinto, cerveza, vasos y el tan agradecido hielo. Por supuesto, a todo ésto le acompañaban algunos aperitivos para que la bebida supiera mejor.

Después de una Cabalgata intensa, los linenses esperaron al día siguiente para disfrutar del primer domingo de la Feria.

Este día es el único del año en el que la Policía permite beber en la calle, como no puede ser de otra manera.

Son muchas las personas que se concentraron en el centro de la ciudad y mucha la variedad de gente.

La actividad de la gente joven se concentró sobre todo en la plaza de Cruz Herrera y sus calles anexas, en las que tanto ciudadanos como visitantes cargaban pistolas de agua para mojar a todo el que se pusiera en su camino.

Además, fueron muchos lo que en vez de agua, utilizaron tinto para rociar a la gente, pues muchas personas paseaban con todo la ropa manchada, desde primera hora del mediodía.

Este diario, en su recorrido por las calles de La Línea, pudo disfrutar de jóvenes bailando y cantando. Hay que recordar que el Ayuntamiento ha prohibido este año cualquier tipo de música que no sea rociera, pero a pesar de ello la gente disfrutó de igual manera. No les hace falta nada más para divertirse.

Muchos de los jóvenes que se concentraron en el centro durante esta jornada iban cargados con cajas flamencas y guitarras para hacer sus corrillos y animar al resto de visitantes a participar con ellos y compartir el primer domingo de la Feria.

El Domingo Rociero nació a mediados de los años setenta en el corazón de la calle Real, en pleno centro de la ciudad, impulsado por la familia Villar, y desde entonces ha sufrido cambios, aunque sigue manteniendo su esencia.

Pese a esta tradición, los más jóvenes se han hecho con un hueco en estas fiestas y se distribuyen sobre todo por la plaza de Cruz Herrera y sus calles anexas. La calle Carbonero y la plaza de Fariñas también contaban con un ambiente más tranquilo pero igual de divertido. Los más mayores también saben disfrutar.

Este domingo es uno de los días en el que la gente se encuentra con viejos amigos que no ve desde hace tiempo, pues así se podía ver en el ambiente, la gente se abrazaba y se invitaba mutuamente para no olvidar la amistad que les une.

Sin embargo, no hay que olvidar que las bebidas se agotan, y la gente apura hasta los últimos restos de las botellas para seguir disfrutando.

Una vez que no queda nada, los más jóvenes caminaron por la avenida del Ejército para continuar con la fiesta en las casetas del recinto ferial.

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