España

Más de 6.000 firmas para acabar con el techo de cristal en el Constitucional

  • Cientos de personas apoyan el manifiesto de Mujeres Juezas que pide una mayor presencia femenina

La presidenta de Mujeres Juezas, Glòria Poyatos,  junto a otras integrantes de la asociación.

La presidenta de Mujeres Juezas, Glòria Poyatos, junto a otras integrantes de la asociación. / g. h.

Más de 6.000 personas han firmado ya el manifiesto Por un Tribunal Constitucional equilibrado. Un documento promovido por la Asociación de Mujeres Juezas de España que busca una mayor representatividad de la mujer en las altas jerarquías judiciales en un momento en el que se van a renovar cuatro magistrados de designación senatorial. Las entrevistas para la elección tendrán lugar mañana y el miércoles y todo apunta a que la fotografía del Tribunal Constitucional repetirá su característico perfil masculino. Así lo cree la presidenta de esta asociación, magistrada del Tribunal Superior de Justicia de Canarias, Glòria Poyatos: "Si se confirma lo que ha trascendido sobre el pacto para la renovación del TC, seguirá perpetuándose la desigualdad".

Desde que se creó el Tribunal Constitucional en 1980 se han conocido sesenta integrantes y de éstos, solo 5 eran mujeres, explica Poyatos, que destaca como esto representa tan solo un 8% del total. Según detalla, la discriminación de género en la judicatura en España tiene su origen en la histórica prohibición legal de acceder a la carrera judicial bajo el "poderoso motivo de ser esos trabajos actitudes contrarias al sentido y a la delicadeza consustancial de la mujer". Así, hasta el 1966 la mujer tuvo prohibido el acceso a la judicatura por ley.

A partir de ese año, se permitió la entrada a las mujeres, lo que no conllevó en la práctica un aumento de su representatividad. "El techo de cristal sigue siendo infranqueable para las féminas en casi todos los sectores y con mayor virulencia en las cúpulas desde donde se toman las decisiones que mueven el mundo", manifiesta Poyatos, quien considera que el "poder judicial es un ejemplo paradigmático de la castración profesional de las juezas porque, aun siendo mayoría, somos invisibilizadas sistemáticamente en la foto oficial que cada año ilustra la apertura del año judicial, en la que no hay ni rastro de las juezas"

El Tribunal Supremo es un ejemplo palmario de las limitaciones profesionales de las magistradas. En total, hay 11 magistradas de 82 integrantes lo que supone el 13%. "En tres de sus cinco salas solo hay una mujer. Esto sucede por ejemplo en la sala Penal o en la sala Militar. Además, en la sala Civil no había ninguna hasta hace apenas unas semanas. "Es vergonzoso porque es aquí donde se dirimen las cuestiones de familia, las custodias o los divorcios y es inadmisible que las mujeres encabecemos las estadística de los cuidados y la conciliación y no tengamos nada que decir cuando se están dilucidando las cuestiones que afectan a los hijos", manifiesta.

A su juicio, "es imprescindible que la mirada y la experiencia femenina formen parte de los órganos que toman decisiones de gran impacto social como es el Tribunal Constitucional o el Supremo". En este sentido, recuerda como actualmente "somos muy cuidadosos con las listas electorales paritarias, con que en el Congreso haya paridad, pero se nos olvida que así sea en el Tribunal Constitucional, órgano que tiene la competencia para anular las leyes del Congreso, las resoluciones del Ejecutivo y las sentencias del Tribunal Supremo". Es un "legislador en negativo" pues aunque no tiene poder para promulgar una ley sí tiene capacidad para derogarla.

El Tribunal Constitucional se compone de doce miembros: cuatro a propuesta del Congreso, cuatro del Senado, dos por el Consejo General del Poder Judicial y dos por el Gobierno central. Ahora le toca el turno al Senado cuyas propuestas son realizadas por las comunidades autónomas. En 2010 se presentaron 22 nombres y de ellos, solo 4 mujeres. En esta ocasión se han presentado 15 nombres de los cuales solo 5 son mujeres. "Proponemos equilibrar el Constitucional y que el Senado designe mujeres para contrarrestar la desigualdad que supone la exigua representación de magistradas en el constitucional . Ello es una exigencia a favor de la calidad de la justicia constitucional".

"Sin igualdad no hay justicia y sin paridad no hay democracia", añade Poyatos, defensora de que el TC sea el guardián de la igualdad en su composición. Sin embargo, por el momento es todo lo contrario. "Hay una anomalía democrática en las entrañas de la justicia". Por ello, desde la asociación se han dirigido a todos los partidos políticos y al senado especialmente, para que se impliquen en la renovación del Tribunal Constitucional. Pero, muy especialmente esperan la complicidad de Susana Díaz, "única mujer con liderazgo en nuestro panorama político, para que a través de su mediación, puedan replantearse las propuestas y sean nombradas más mujeres". Con ello, considera, "no vamos a conseguir la paridad pero comenzaremos a integrar justamente a la otra mitad de la sociedad".

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