La reforma constitucional que proponen estos diez catedráticos pasa por un cambio completo del Senado, de modo que se convierta en una cámara de representación de los gobiernos autonómicos, aunque algunos de ellos discrepan y entienden que sería mejor que fuesen los parlamentos, en vez de los ejecutivos, quienes nombrasen los senadores. En cualquiera de los dos casos, los senadores no se elegirían en urnas por sufragio, sino que serían representantes de los gobiernos, nombrados por estos, o de los parlamentos.
Lo que se pretende es que las comunidades autónomas participen, y se integren, en las decisiones legislativas del Estado e, incluso, en algunos de los nombramientos que emanan de las cámaras. Para Ana Carmona, catedrática de Constitucional de la Universidad de Sevilla, "más que autogobierno, ha faltado integración de las comunidades autónomas en el Estado". El modelo es el del Bundesrat alemán.
Algunos de estos catedráticos defienden, sin embargo, el modelo austriaco, que da la representatividad a los parlamentos. Para José Antonio Montilla, catedrático de Constitucional de la Universidad de Granada, la representación de los gobiernos mejora el sistema porque no reproduce el esquema partidista que, por otra parte, seguiría existiendo en el Congreso. Uno de los problemas de este modelo es que multiplica el riesgo de bloqueo legislativo, aunque los expertos sostienen que hay instrumentos para aliviarlo.
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