JORDI FOLGADO FERrER Director general de la Fundación Vicente Ferrer

"Cuando fui a la India por primera vez pensé: mi tío está loco"

"Cuando fui  a la India por primera vez pensé: mi tío está loco"

"Cuando fui a la India por primera vez pensé: mi tío está loco" / juan carlos vázquez

-este verano fallecieron en la India cuatro voluntarios de la Fundación Vicente Ferrer en un accidente. ¿Cómo le afectó la noticia?

-Me afectó muchísimo. Cuando nos enteramos de lo sucedido fue como si algo dentro de nosotros se rompiera, desapareciera. Eran personas que dedicaban parte de su vida a ayudar a los demás y gracias a su labor hoy hay miles de personas que están saliendo de este pozo tan hondo que es la pobreza extrema. Lloré mucho.

Existe una falta de valores entre los jóvenes de nuestra sociedad. Se quejan de la abundancia"

-¿Se han reducido las visitas de voluntarios a la Fundación tras el accidente?

-No, al contrario. Hemos batido un récord este año con más de 2.400 visitas a la Fundación, en Anantapur. A veces hay hechos que despiertan conciencias sobre lo importante que es ayudar a los demás, y eso es lo que ha sucedido este año.

-¿Cuál es el principal éxito de la organización?

-Hace unos años, los habitantes de Anantapur nos decían que la educación era sólo para las personas de castas superiores y que su obligación era trabajar en el campo. Hoy tenemos 170.000 niños que van a las escuelas y nadie discute que la educación es un derecho. Además, casi un millón de personas que no tenían acceso a un mínimo de sanidad son atendidos en nuestros hospitales, referentes en el tratamiento del sida y la tuberculosis.

-La dignificación de la mujer también es otro de los frentes abiertos.

-Hace muchos años que trabajamos por los derechos de la mujer. En nuestro distrito, las mujeres se reúnen, tienen negocios, propiedades, son creadoras de riqueza y bienestar. Entre ellas se defienden y luchan para que ninguna niña menor de 18 años se case en nuestros pueblos. Antes, las mujeres se casaban con 12 o 13 años. Ahora eso es algo muy excepcional. Pero sólo hay que irse 300 kilómetros más allá de nuestro distrito para que todo esto no lo vean normal.

-¿Se han planteado actuar en otros países del entorno como Bangladés?

-Nuestro modelo se puede aplicar sin duda en otros sitios, pero preferimos centrarnos en la India e ir extendiéndonos dentro del país. Actualmente ayudamos a casi tres millones de personas. Necesitaríamos cientos de miles de socios para salir e ir a otros países.

-¿Perdió la Fundación muchos padrinos durante la crisis económica?

-La crisis nos afectó bastante, sí. Nuestro sustento es el apadrinamiento de niños y durante la crisis perdimos un 10% de los socios. Poco a poco nos vamos recuperando.

-El Gobierno de la India ha expulsado del país a varias ONG. ¿Cómo es su relación con el poder?

-Tenemos una relación muy estrecha con el Gobierno.

-¿A pesar de todas las injusticias que denuncian?

-Nosotros construimos, no denunciamos. Nuestra denuncia se ve en los hechos, como en la construcción de viviendas para familias de castas bajas. Tenemos planes con el Gobierno de la India como, por ejemplo, la construcción de 20 millones de retretes. También les ayudamos a mejorar las aulas de las escuelas públicas y nos han derivado a nuestros hospitales el tratamiento de personas con sida.

-Tienen una nueva campaña navideña, #ElHiperregalo, una caja para que los niños escriban cartas a otros menores de la India. ¿Cómo surgió esta idea?

-Existe una falta de valores entre los jóvenes de nuestra sociedad. Se quejan de la abundancia. No me atrevería a decir que los estamos malcriando, pero quizás sí estemos dándoles mal ejemplo. Tienen tantas cosas que no saben apreciarlas. Con esta campaña, los más jóvenes conocen la vida de los niños en la India, regalamos valores.

-¿Recuerda la primera vez que fue a la India?

-Sí, era muy joven. La primera vez que fui a visitar el proyecto de Vicente pensé: mi tío está loco, esto es un desierto. Él me animó a quedarme pero yo regresé a España para dedicarme al negocio familiar. Veinticinco años después regresé y quedé impresionado de todo lo que había conseguido. Vicente volvió a pedirme que trabajara con él desde España, acepté y creamos la Fundación.

-Físicamente se parece mucho a él.

-Sí, cuando Vicente vivía, la gente me confundía con él y cuando les decía que no era Vicente, sino su sobrino, se iban desilusionados. Yo le decía a Vicente, "¿cómo pueden confundirme contigo si me llegas al hombro y tienes 30 años más que yo? ¿Tan mal me conservo?".

-¿Cómo se plantea el futuro la Fundación, el relevo generacional?

-Mientras haya personas que necesiten ayuda, la Fundación seguirá trabajando en la India. La providencia podrá a personas que continúen el proyecto. La providencia es un miembro más de nuestra directiva, nos ha sacado de muchos apuros. Yo le decía a Vicente, "tú has hecho un pacto con el de ahí arriba porque siempre salen las cosas bien". Y él me decía, "con el de arriba y con el de abajo, por si el primero falla".

-¿Teme que el conflicto político de Cataluña pueda afectar a la Fundación?

-Nosotros somos apolíticos e irreligiosos. Somos una organización india con presencia en España, y no al revés. Tenemos socios en todas las comunidades.

-Pero la sede principal está en Barcelona, igual que su origen.

-No, Barcelona es una sede más. Estamos en toda España. No tenemos fronteras y tampoco entendemos de temas políticos. Nosotros sólo entendemos de pobres.

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