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La pintura de Pep Guardiola se estropea en una semana

Guardiola, junto a Estiarte el martes.

Guardiola, junto a Estiarte el martes. / nigel roddis / efe

Tras su explosión de furia ante el árbitro Mateu Lahoz, Josep Guardiola debió seguir desde la grada los goles de Salah y Firmino y la eliminación de su Manchester City en la Liga de Campeones. Una imagen poco feliz para el técnico de un equipo que brilló durante casi toda la temporada y que en una semana vio estropearse buena parte del trabajo realizado.

En cuestión de seis días, el City puso fin a su sueño de levantar la anhelada Champions al perder 3-0 y 1-2 ante el Liverpool. En medio cayó 2-3 en el clásico ante el Manchester United en un encuentro en el que contó con ventaja de dos goles, por lo que debió posponer su celebración del título en la Premier League.

"La posibilidad más concreta del Manchester City de reinar en Europa se desvaneció en media hora de descontrol en Anfield y las consecuencias de dos minutos de autoinmolación de Guardiola en el Etihad", analizó The Guardian.

El global de 5-1 puede haber sido algo exagerado, pero se explica en la capacidad del Liverpool para aprovechar los momentos de desconcierto del rival. "Capitalizó sus oportunidades con la frialdad de un cirujano", señaló The Independent, que criticó en cambio cierta liviandad de los futbolistas del City a la hora de afrontar los momentos decisivos.

Guardiola cosechó elogios de la prensa por su plan, que le permitió adelantarse rápidamente a través de Gabriel Jesus y anotar luego un segundo tanto (Sané) que fue incorrectamente invalidado por Mateu Lahoz. La decisión hizo explotar con cierta razón al técnico del City, a quien ayer la UEFA le abrió un expediente disciplinario.

El técnico red, Jürgen Klopp, dijo que podía entender la frustración de Guardiola. "Puedo entender que Pep no estuviera feliz con el gol anulado, pero creo que a lo largo de los dos partidos hemos merecido pasar".

Reforzado con millonarios fichajes, el equipo de Guardiola exhibió durante meses un nivel superlativo de juego y resultados que lo dejaron a las puertas del título en la híper-competitiva Premier. A ello se sumó el trofeo de la Copa de la Liga, con una inesperada eliminación ante el Wigan en la FA Cup como único lunar de la temporada hasta la semana pasada.

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