baloncesto 3 copa del rey

La dinastía del Madrid

  • Cuarto título consecutivo de los blancos tras derrotar a un admirable Valencia que tuvo una última posesión, apurada, para ganar el encuentro

  • Llull y Randolph fueron decisivos

El jugador del Real Madrid Anthony Randolph defiende su canasta ante el intento de Pierre Oriola.

El jugador del Real Madrid Anthony Randolph defiende su canasta ante el intento de Pierre Oriola. / Adrián Ruiz de Hierro / efe

Desde 1993, era Sabonis, a 2011, el Real Madrid no ganó ninguna Copa del Rey. De 2012 a 2017, cinco, las cuatro últimas seguidas desde 2014. Es una dinastía sin precedentes en el baloncesto moderno español. La cuarta consecutiva llegó en Vitoria, donde el Madrid sobrevivió a dos prórrogas y venció en una tremenda final ante un admirable Valencia, que le exigió mucho. Pero el Madrid siempre tiene algo más, ha construido una mentalidad granítica ganadora. Cierto es que esta Copa habrá quien la recuerde por el error arbitral en los cuartos de final ante el Morabanc Andorra. Quien lo quiera puede quedarse ahí. Pero hay que darle crédito, sobre todo a Pablo Laso, el creador de esta saga victoriosa del Real Madrid, que no se recuerda desde la era pre-ACB. El cántico de la Copa fue "Era campo atrás" por esa jugada en la que Llull pisa antes de empatar el Madrid contra el Morabanc en cuartos. Y el epílogo fue un campo atrás erróneo de Joan Sastre a 1.9 segundos cuando el Madrid sacaba de fondo. Le quedó 0.9 segundos al Valencia para ganar la Copa o ir a la prórroga. Pero el triple de Van Rossom ni siquiera se lanzó a tiempo. El Madrid ganó un título más (97-95).

Fue un partido tremendo, con dominio blanco durante el grueso del encuentro. Pareció romperlo a mediados del segundo cuarto (40-30), con tremendos minutos de Anthony Randolph, un jugador de claro calibre NBA, y los primeros chispazos de Llull. Pero el núcleo nacional del Valencia más el gran Bojan Dubjlevic ("Dubi, Dubi", cántico de guerra de la afición taronja) consiguieron mantener en el partido al cuadro valenciano (47-45). La ocupación de espacios en ataque de los de Pedro Martínez es excelente. Y acaba encontrando canastas fáciles.

El segundo tiempo elevó más aún el nivel. 50-50 fue el parcial de los siguientes 20 minutos, en los que cupo todo. El tercer cuarto fue excelso, con situaciones de ataque brillantes en los dos equipos. Ayón (14 puntos en este periodo) emergió como referente blanco. El mexicano es diferencial también en este equipo. Son tantos los jugadores blancos capaces de desequilibrar que se hace complicado focalizar defensas. Pero el encomiable Valencia no se rendía jamás. Se tomó como cuestión de honor cada rebote (23-39 venció en esa faceta, dominio abrumador) y a partir de ese esfuerzo fue encontrando asideros con los que agarrarse al partido. No se iba jamás. Gran encuentro de Joan Sastre, ofreciendo nivel de selección española en momentos claves. Y Dubljevic (28 puntos, terrible aportación para ser el jugador más valorado del partido, con 31) conseguía poner en dos ocasiones a uno a su equipo (74-73 y 82-81). Doncic, una Copa descomunal y asombrosa para un tipo de 17 años, metió tres tiros libres y el partido pareció decantarlo Sergio Llull, MVP, con 10 segundos de locura, en los que metió un triple desequilibrado en final de posesión, robó un balón y lanzó un contraataque que culminó él mismo. 92-85 parecía un hueco definitivo a dos minutos del final. El Valencia se enganchó y un par de errores del Madrid le permitió tener la última bola para generar una canasta ganadora. No fue posible y el campeón sigue siendo el Madrid, que no pierde un partido de Copa desde 2013, precisamente en Vitoria, donde se coronó por cuarta consecutiva.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios