real balompédica | C.F. villanovense · la crónica

Un campo minado

  • Preocupante La Balona, muy frágil en defensa, cae en el Municipal, donde suma una victoria en cinco encuentros Reacción Los albinegros se ven 0-3 y recurren a la heroica, pero los errores de Pagola les condenan Resurrección Copi resurge para firmar un inútil 'hat-trick' Estreno Dani Gallardo debuta

Árbitro: Miguel Sánchez-Seco Otero. Permitió la pérdida de tiempo del Villanovense en la segunda mitad y fue excesivamente riguroso con el banquillo de casa, pero no decidió el resultado. Acertó en las jugadas claves (HH)

Tarjetas: Amarillas a los locales Ximo Forner (63'), Pagola (72') y Alberto Merino (73') y a los visitantes Bezares (22'), Paulino (26'), Garrido (33'), Pajuelo (51'), Anxo (61') y Javi Muñoz (84'), así como al delegado, Francisco José Chamizo (61'). Expulsó del banquillo local al delegado, Joaquín Jiménez (71'), al entrenador, Rafa Escobar (89'), y al masajista, José García (91').

GolES 0-1 (1') Óscar Martín. 0-2 (33') Anxo. 0-3 (50') Paulino. 1-3 (53') Copi. 2-3 (67') Copi, al transformar un penalti. 2-4.(74') Juanjo, de golpe franco directo. 3-4 (77') Copi, de cabeza. 3-5 (93') Mraga.

Incidencias: Encuentro de la vigésimo quinta jornada en el grupo IV de la Segunda división B, disputado en el Municipal de La Línea ante unos 1.800 espectadores. Antes del comienzo se guardó un respetuoso minuto de silencio en memoria del exsocio José Carlos Carrión y de Antonio Gómez Rubio, fundador del diario Área.

El Municipal de La Línea se ha convertido, definitivamente, en un campo de minas para la Balompédica, a la que se le atragantan su injustificada impaciencia, los cicateros sistemas de los rivales y, ayer, la ausencia de dos de sus pilares, Juampe Rico y David Hernández. Demasiada losa para un conjunto que ante su público acredita una falta de fe en lo que hace que le lleva a no asemejarse, ni de lejos, a lo que demuestra fuera de su coliseo. Un Villanovense cuya efectividad quisieran para sí Real Madrid o Barcelona descerrajó ayer una dolorosa derrota sobre la nuca del equipo de La Línea, que de momento se agarra a la orilla de la zona VIP, pero que oye venir, y cada vez a menos distancia, a un nutrido grupo de rivales dispuestos a todo.

Vaya por delante que de ayer fue un partido extraño, difícil de digerir, y, por añadidura, de diseccionar. La Balona ha tomado la fea costumbre de regalar la primera mitad cuando juega ante su parroquia. Y ayer -tenía que pasar más pronto que tarde- lo pagó caro. Muy caro.

El conjunto serón, que llegó con la lección muy bien aprendida, tendió una trampa táctica que recordaba, y mucho, a la que en su día utilizó el Lorca Atlético en ese mismo escenario: una defensa de cinco y arriba, dos mediapuntas que sacaban de su madriguera a Carlos Guerra y Romerito, que acabaron haciéndose un lío.

Lo malo no es que el conjunto de casa se enredara en la propuesta del rival, lo peor es que no supo ni siquiera plantear una solución hasta que la suerte ya estaba prácticamente echada.

Bien es verdad que los visitantes lo tuvieron todo de cara. Algunos espectadores aún no habían tomado asiento cuando el balón se coló misteriosamente entre las piernas de Romerito y llegó a Óscar Martín, que fusiló a Pagola (0-1).

El gol desactivó a la Balompédica que, a pesar de que se dejó sentir en un par de cositas de Ocaña y un centro-chut de Bello, no hizo nada. Ezequiel y Ximo estaban literalmente borrados por el guadiareño Juanjo Bezares y Pajuelo. La consecuencia es que la Balompédica cuajó su peor primera parte en mucho tiempo, porque no es que jugase mal. Es que no existió.

En el 34' Anxo, casi a la media vuelta y desde la frontal, atinó a hacer el cero-dos.

Tres después otra vez el canario Óscar Martín probó suerte, pero entre Pagola y el poste evitaron que la catástrofe fuese a más.

Escobar espero, otra vez, al descanso para buscar soluciones a semejante desbarajuste. Y esta vez la apuesta fue a la ruleta rusa: defender con tres -con Javi Gallardo como lateral derecho- y acumular hombres arriba.

Claro que no siempre la osadía es una virtud, sobre todo cuando se toma por norma. Y la primera consecuencia fue que un pelotazo largo de Javi Sánchez cogió descolocado a Carlos Guerra, el incombustible Paulino se fue en velocidad e hizo el 0-3.

Lo que sonó como el guillotinazo definitivo no fue otra cosa que el principio de otro partido. El partido de Copi. El algecireño, cuya cabeza estaba pidiendo entre susurros la grada cinco minutos antes, se fabricó el 1-3 y encendió la chispa (53').

En el 67, Trinidad cometió un penalti de niño sobre Domingo y Copi acortó distancias desde el punto fatídico (2-3). Había vida.

El Villanovense se sintió acorralado. Empezó a temer lo peor e hizo de la pérdida de tiempo su mejor recurso. Con la anuencia del árbitro, incapaz de frenar las artimañas de los extremeños. Las que hace todo Dios cuando va ganando fuera por otro lado.

Con el conjunto visitante temeroso de perder el botín y la Balona tratando de ganar a las bravas Willi, en posición dudosa eso sí, le ganó la espalda a la defensa (otra vez) y Pagola le derribó a lo Jackie Chan (72'). Penalti indiscutible. Paulino lanzó un zapatazo tremendo… al poste.

El error sonaba a indulto, a una última oportunidad. La afición así lo entendió y por fin se hizo sentir. Hasta que tres minutos después Juanjo ejecutó una falta suavito suavito y Pagola cometió un error colosal. Fue la jugada determinante del partido, la que parecía terminar con la Balona.

Hasta que Copi, otra vez Copi, hizo el 3-4 en un cabezazo en el 77'. Nunca un hat-trick supo tan amargo.

En los últimos trece minutos la Balona quiso, pero ni supo ni pudo. Lo fío todo al fútbol directo, pero no fue capaz de gestionar una oportunidad manifiesta. Por medio nervios, tres expulsiones al banquillo local, pero nada de ideas. Mucha, demasiada precipitación.

En el 93' Moraga, que acaba de saltar al campo para ganar tiempo, rentabilizó el último error de la desafortunada retaguardia albinegra e hizo el 3-5.

El estadio se quedó callado y el árbitro decretó el final. La Balona ha sumado una victoria en las últimas cinco jornadas. El mismo balance que presenta en sus últimos cinco compromisos como local. No es tiempo, por supuesto, de rasgarse las vestiduras. Pero tampoco, ni mucho menos, de mirar hacia otro lado.

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