El tan esperado efecto Baby se asienta, ya sin titubeos, en la Balompédica. El equipo albinegro encadenó ayer -por primera vez en lo que va de temporada- su tercera victoria, se ancla en la cuarta posición, ahora en solitario, y ofreció un fútbol, especialmente en la primera mitad, de un nivel más que aceptable. Y, lo que es más importante, de una efectividad fuera de toda réplica, que es lo que más necesita a estas alturas.

El marcador demuestra que con la llegada al banquillo del algecireño, el equipo ha cambiado su filosofía de juego y ha transformado como por encantamiento los empates en victorias.

En contra de lo que se pueda imaginar por el marcador final el bloque nazareno, amparado por sus tres victorias precedentes, salió muy enchufado al partido. Sin embargo, se encontró con un equipo muy ordenado en defensa, que apenas ofreció vías de agua para que los locales se pudiesen acercar con peligro a la meta de David Pérez.

La Balompédica tampoco conseguía enlazar acciones de auténtica relevancia en los primeros compases, pero la primera que conectó la transformó en el 0-1. Paquito y Miguélez triangularon y el asturiano envió un pase en profundidad a Carlos Guerra, quien vio a Joseph demarcado en el costado izquierdo. El gibraltareño no lo dudó y soltó un fortísimo disparo casi a bote pronto que se coló junto al marco del cancerbero local, Diego.

El cambio en el resultado no supuso una metamorfosis relevante en el juego, por cuanto los de Sutil -que muy pronto perdían a Chiqui López por lesión- se veían impotentes para superar las dos líenas diseñadas por Baby.

Con ese telón de fondo llegó el segundo tanto. Un córner desviado por la retaguardia sevillana quedó a los pies de Miguélez, cuyo zapatazo supuso su tercer gol en otras tantas jornadas.

La Balona seguía mandando en el control del juego y esperando el zarpazo que sacara definitivamente a su rival de la contienda. Manrique avisó en una jugada injustamente invalidada por el auxiliar del árbitro, quien decretó un fuera de juego que no existía.

Sin embargo, en el tiempo de prolongación el propio Marique escribió el punto y final al anotar el 0-3 que propició que más de un aficionado de uno y otro bando recordase -unos con angustia, otros con ilusión- el 0-8 que los albinegros lograron en ese mismo escenario a finales de 2004.

El segundo periodo prácticamente sobró. Fue un querer y no poder del Dos Hermanas que chocaba en una Balona muy posicionada, con dos líneas de cuatro muy juntas que hacían imposibles las incursiones del bloque nazareno.

Únicamente el ex balono Lolo y Chiqui Carmona crearon algo de peligro ante el marco de David Pérez, en sendos balones bombeados al área, si bien es verdad que el cancerbero pucelano no tuvo en ningún momento que realizar paradas de relieve.

La Balompédica, que levantó un poco el pie del acelerador, se limitó a dejar caminar el cronómetro. Baby dio entrada a Copi, Cárdenas y Noel, pero a esas alturas el partido ya estaba decidido y apenas se produjo cambio alguno en el fútbol.

La Balompédica ofrece ya la imagen de un equipo práctico, que aprovecha sus ocasiones y no concede opción alguna al rival. La fórmula que, de momento, le ha permitido auparse a la zona de privilegio.