Real balompédica-ad ceuta

Triunfo mayúsculo (1-0)

  • Decisivo La Balona se catapulta hacia la 'liguilla' con un trabajado triunfo sobre el Ceuta en un duelo colosal por ambas partes Matrimonio La afición se identifica con los suyos, a los que empuja a la victoria

 Hay victorias y victorias. Unas quedan sólo reflejadas en las estadísticas. Otras permanecen en el recuerdo y determinan el devenir de un equipo. Tienen un innegable regusto a haber elegido el camino acertado en una encrucijada. La que ayer consiguió la Balompédica sobre la AD Ceuta es de las segundas. Por infinidad de motivos. Porque, pese al fortísimo viento de Levante unos y otros protagonizaron un duelo propio de una categoría superior. Porque los de casa se matrimoniaron con la grada, que le dio el empujón definitivo en una segunda mitad emotiva hasta decir basta y esa coalición vale su peso en oro de cara a lo que resta de competición. Y porque la diferencia entre los de Rafa Escobar y el quinto clasificado se ha ensanchado hasta los seis puntos. Que a estas alturas es algo más que una buena renta.

Balompédica y Ceuta compartieron uno de esos partidos que reconcilian con la Segunda B. Un duelo agresivo, abierto, intenso, bien jugado, divertido, de resultado incierto. Un partido impropio de la categoría de bronce, pero, sobre todo, de un escenario en el que el viento de Levante suele hurtar importancia al esférico y fiarlo todo a otros factores.

Los primeros veinticinco minutos fueron del Ceuta. Para un Ceuta que con su inacabable trabajo y su fútbol honra la palabra profesionalismo. El conjunto caballa, después de reclamar sus salarios impagados arrodillado sobre el césped, entró mejor en el partido, adaptado mejor a las circunstancias, más vivo. Con esa ligera ventaja mental que supone carecer de presión.

Es verdad que la Balona se dejó ver por el área de Pau Torres, sobre todo en disparos de Ocaña y Bello, pero las ocasiones, lo que se dice las ocasiones, fueron para los visitantes. Pagola, que definitivamente ha entrado en estado de gracia, frenó a Fernando en el 8'. En el 22' una contra perfecta acabó con Guzmán enviando a puerta vacía… hasta que Antonio Merino salió de la nada y abortó sobre la misma línea de gol. Y en el 28' fue otra vez el '17' visitante el que soltó desde lejísimos un pelotazo que se envenenó con el viento y que necesitó de la concentración del meta balono para que no se tradujese en un mal rato.

A partir de entonces el equipo de La Línea comenzó a ejercer de favorito. Se fue arriba. En el 31' Ocaña avisó desde el borde del área y en el 40 Antonio Merino -convertido ayer en muchacho para todo- ganó la banda y la mandó a las entrañas del área, donde Copi hizo una genialidad y dejó para Juampe Rico, que se encontró con la involuntaria colaboración de Andrés para hacer el uno-cero.

El público, empalagado por el partido que estaba viendo, despidió a unos y a otros con aplausos cuando se marchaban a la caseta. Más que merecidos. Para todos.

La segunda mitad fue casi por entero del equipo que Rafa Escobar está llevando a la gloria. De hecho, en el 50' a Carlos Guerra le sorprendió tanto encontrarse con el balón en el segundo palo tras el saque de una falta que hizo aquello que el tópico relata como enviar el esférico a las nubes.

A renglón seguido llegó el último coletazo visitante. Como los tres de la primera mitad, preñado de peligro. Germán cabeceó desde cerca y apareció Pagola. Otra vez Pagola.

En el 60' entró Ezequiel en lugar de un ovacionado Ismael Chico. Y como en Jaén o en Lucena, el partido cambió de vía. 

Desde ese momento hasta el pitido final sólo existió una Balompédica generosa en el esfuerzo, solidaria, abnegada. Tremenda. Porque un equipo necesita jugar al límite para minimizar hasta ese punto a un enemigo del empaque del Ceuta. Y así lo entendió la hinchada, que cayó rendida a sus pies y ejerció de jugador número doce.

Tres después debió llegar la sentencia. Pau Torres emuló a  Chuck Norris y se llevó por delante a Copi. Penalti y expulsión. Para todo el mundo, hasta para el propio cancerbero norteafricano, penalti y expulsión. Para todos excepto para el colegiado, que emborronó un excelente trabajo con unos segundos de enajenación arbitral transitoria.

Después de eso la Balompédica tuvo dos más para sentenciar. En la primera Bello se emborrachó de balón y no definió después de un excelente cambio de orientación de Juampe Rico. Y en el segundo el larguero arrebató la puerta grande al mejor Copi de la temporada, que había engarzado un disparo fortísimo.

Y después de unos minutos de esa incertidumbre que tiene añadida el uno-cero llegó el final. Entre suspiros y sonrisas. Entre aplausos para unos y otros. Porque si algo sabe hacer la añeja afición balona es rendirse ante los buenos equipos y el Ceuta lo es. Sin gol, pero un gran equipo.

La Balona ya huele inequívocamente a liguilla. A falta de siete jornadas para el final. Algo que sólo está al alcance de los equipos con casta, con criterio y con hambre. Por eso está al alcance de la Balona.

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