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Rocky Cuadrado: el piloto chisparrero que nunca logró alcanzar su techo

  • El que fue el deportista más prometedor de Castellar, que ahora ejerce de taxista, reclama más apoyo institucional para el motocross

Rocky Cuadrado y Juan Casanova conversan con Rubén Almagro.

Rocky Cuadrado y Juan Casanova conversan con Rubén Almagro.

Francisco Javier Cuadrado Rocky, fue el máximo exponente del deporte chicharrero hasta mediada la pasada década. El piloto de motocross conquistó títulos autonómicos, tres nacionales por equipos y llegó a ser sexto en una prueba del Campeonato de Europa. La falta de apoyos institucionales y la llegada de la descendencia le obligaron a bajarse de la moto. "Me retiré sin haber alcanzado mi techo y eso me produce mucha pena", explica el sobrino de El Titi, el hombre que le inculcó el amor por este deporte que le produjo, además de muchas satisfacciones, más de una veintena de fracturas óseas. "Dormía abrazado a la moto de mi tío para que no pudiese dejarme en tierra cuando iba a una prueba", recuerda.

Rocky Cuadrado, en otro tiempo la gran promesa del motociclismo comarcal, ejerce ahora de taxista en un Castellar con el que, reconoce, cada día se siente más identificado. Es padre de Samuel, un chico de ocho años al que hace lo posible por arrebatar el gusanillo, porque él, mejor que nadie, sabe de las dificultades y las consecuencias de practicar el motocross. "Lo más parecido que hay a un circuito en la comarca es el Pocito en La Línea y en cuanto te ve el Seprona, te pone problemas. A veces parece más uno un delincuente que un deportista", denuncia.

Rocky -que en 2016 hizo una reaparición estelar, pero puntual, en el Andaluz para mayores de 35 años en Valverde del Camino- recuerda con pena el trato del que fue objeto cuando apuntaba alto por parte del equipo de gobierno socialista de Castellar que encabezaba Paco Vaca. "Yo no me meto en política, no me interesa, pero lo cierto es que en los tiempos en los que yo corría el Ayuntamiento no me ayudó nunca. Afortunadamente no necesité nada para llegar hasta donde lo hice, pero me duele que no se brindase la oportunidad por ejemplo de entrenarme, que nadie se acordase de mí más que para la foto del día del Deportista del Año".

El piloto chisparrero -piloto, porque dicen los que entienden que nadie se convierte en expiloto- insta a los jóvenes que llegan ahora a su mundo a sacrificarse y señala al sanroqueño Francisco García Carbonerito como la apuesta más firme. "Yo lo he visto y tiene cualidades, pero es joven y hay que esperar", recalca.

"Este deporte, como todos, precisa un alto grado de sacrificio", sostiene, en un claro mensaje al heredero comarcal. "El que no se sacrifica, no llega".

"La verdad es que ahora hay buena cantera, muchos chavales, pero no hay tantos pilotos rápidos como en mi tiempo", subraya con la experiencia que le da el presenciar cada temporada dos o tres pruebas en diferentes trazados andaluces en los que siempre es bien recibido.

Preguntado por su referente deportivo pone sobre la mesa de inmediato el nombre del granadino David Avilés, al que un accidente sesgó su carrera y con el que mantiene una estrecha amistad.

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