El Espanyol recuperó el pulso de la Liga después de un mes de competición aletargado, derrotado en los tres últimos partidos y al margen de la zona de Liga de Campeones, adonde volvió tras reencontrarse con el triunfo tras batir al Getafe ayer por 0-1.

El conjunto de Ernesto Valverde carece aún del nivel de juego que solidificó su proyecto en el tramo inicial del curso. Pero su victoria en el Coliseum Alfonso Pérez, llena de oficio, devolvió la autoestima al equipo, ahora tercero en la clasificación. El Getafe, por su parte, no consigue desligarse de la irregularidad que le mantiene oscilando por la tabla durante el curso, a pesar de su empuje.

Un arreón visitante cortó de raíz el entusiasmo del Getafe, adueñado del balón y de las ambiciones atacantes. No hubo, sin embargo, llegadas claras. Sólo asomó el gol con un disparo de Gavilán al cuarto de hora. Un tiro lejano, raso y colocado, envenenado al final, que puso en apuros a Kiko Casilla.

Sin embargo, el Espanyol respondió con contundencia, a la contra y con determinación. Iván de la Peña abrió el juego a Rufete, que sacó un centro perfecto al área pequeña de la meta de Abbondanzieri. Jonathan Soriano, que había ganado la espalda al Cata Díaz, batió al meta.

El Getafe pudo empatar antes del intermedio y lo intentó después en repetidas ocasiones, pero no tuvo suerte para superar al inseguro Casilla. El fuelle local se desinfló en el tramo final por la carencia de orden.