España, campeona · la resaca

Celebración a lo grande

  • Toda España se echó a las calles para festejar por todo el país el triunfo de la selección en una noche llena de alegría

Toda España vivió una resaca de campeonato, algo normal para una afición que ha tenido que esperar 44 años para sentirse de verdad orgullosa de su selección, de la que ahora está enamorada.

El español, por regla general, no suele tener muchos problemas para encontrar motivos para celebrar una fiesta. Lo diferente esta vez es que la celebración proviene de la selección nacional de fútbol, que pocas razones había dado para que la gente tomase las calles. Pero la historia cambió y el pueblo encontró al fin una gran excusa para lanzarse a la calle y sentirse orgulloso de sus colores.

Los gritos de euforia atronaron hasta bien entrada la madrugada en todas los puntos del país, desde las localidades más pequeñas a las grandes capitales. Quienes no tenían una camiseta de la selección buscaron en el armario alguna vestimenta roja para la ocasión. España tardó mucho en irse a dormir, si es que lo hizo.

El fútbol fue la jornada de ayer el único tema del que se hablaba en los bares y zonas de trabajo. Y no había debates, ni discusiones estériles, pues no había motivo para la controversia. España había ganado, había seducido y será durante los próximos cuatro años la campeona de Europa.

En los quioscos de prensa los periódicos deportivos volaron. Los seguidores de La Roja querían leer los elogios. Estaban ávidos de conocer más sobre los campeones, ver las fotografías del triunfo, emocionarse con los titulares y guardar los recortes en el cajón para sacarlos dentro de muchos años, cuando la nostalgia aparezca. "Campeones, campeones" fue el grito de guerra durante la noche. Ayer también era el titular más repetido en todos los diarios, deportivos y generalistas.

En la otra cara de la fiesta, los equipos de limpieza sudaron para barrer los restos del naufragio. Aparecían vasos y botellas en cada esquina, alguna bufanda perdida junto a una alcantarilla y pequeñas banderas alemanas pisoteadas. Pero el lado más triste del fútbol también salió a relucir. Cómo no, hubo que lamentar algunos incidentes que en cifras supusieron un muerto y 120 jóvenes heridos en Madrid. El fallecido fue un hombre de 40 años, que se golpeó accidentalmente la cabeza de forma brutal contra el suelo de mármol en una céntrica plaza de Alcalá de Henares. Según las primeras informaciones, el aficionado presentaba síntomas de ebriedad.

En la mayor parte de los casos los servicios sanitarios trataron de cortes con vidrios de botellas que los seguidores arrojaron al suelo. Al menos 25 personas tuvieron que ser trasladadas a hospitales para su tratamiento, entre las cuales hay un herido grave por politraumatismo craneal.

Más difícil de concretar fue el número de intoxicaciones etílicas, pero las botellas esparcidas por el suelo de cualquier ciudad permiten adivinar que fueron muchas. Eran más de las cuatro de la madrugada del domingo al lunes y grupos de aficionados caminaban por el medio del paseo de la Castellana de Madrid toreando a los coches con sus banderas de España al viento.

La noche fue larga. No era para menos, pues se trataba de la fiesta de una afición que se siente campeona después de tantos años de sufrimiento. Esta vez las lágrimas de rabia fueron de emoción, porque no todos los años España puede celebrar que es la mejor selección del continente. Que no haya que esperar otros 44 años más.

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