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Balonos, ahora con una sola voz

  • Los llamamientos para que los más críticos entierren el hacha de guerra y respalden el domingo a la Balompédica se suceden desde el propio club hasta otros sectores de la afición

Aficionados de la Balona despiden en pie y con aplausos a sus jugadores tras la victoria sobre el Extremadura.

Aficionados de la Balona despiden en pie y con aplausos a sus jugadores tras la victoria sobre el Extremadura. / erasmo fenoy

Llegó el momento de aminorar tensiones. Después de que en los dos últimos encuentros que los albinegros han disputado en el estadio Municipal se haya escenificado una ruptura entre la Real Balompédica y un sector numeroso de su hinchada, ahora se suceden los llamamientos para que se unan las fuerzas en torno al equipo de La Línea en el duelo que disputará el próximo domingo (17:00) ante el Real Murcia. Aunque con matices, el acuerdo tácito entre los más y los menos críticos es que los reproches quedarán aparcados al menos, hasta que finalice la contienda.

El Balona-Real Murcia del próximo domingo, el último duelo en casa de 2017 de los albinegros, tiene una especial trascendencia. Una sola victoria en las siete últimas jornadas -en las que sólo ha sumado seis puntos- ha acabado con el colchón de que disfrutaba el equipo de La Línea, que ha pasado de poder asaltar el liderato a estar a la misma distancia de la cuarta plaza que del puesto de promoción.

Todo lo que no sea ganar a la escuadra pimentonera supondrá para la Balona acabar la primera vuelta más cerca del furgón de cola que de la cabeza. Además, este resultado es el que más se debate, el que más se analiza de toda la temporada, porque no volverá a haber fútbol de competición hasta el 7 de enero de 2018, fecha en la que los de Cobos recibirán al Badajoz en el arranque de la segunda vuelta.

Por todo ello se antoja necesario que el hacha de guerra, de la que tanto se ha hablado en los últimos días, permanezca enterrada. Los primeros llamamientos fueron llegando desde dentro del club. El presidente, Alfredo Gallardo, instó a su afición a no silbar durante los partidos "porque eso es darle ventaja al rival" ya que sus futbolistas, sobre todo los más jóvenes, se dejan llevar por los nervios. "Una vez acabe el partido, que cada cual se exprese como entienda más oportuno", agregó el máximo mandatario. El entrenador, Julio Cobos, deja claro que "con la ayuda de los aficionados todo resulta más fácil" y ayer mismo, en declaraciones a la Cadena Ser el centrocampista Mario Abenza resaltaba la necesidad de acabar el año "todos juntos y con una sonrisa".

Un grupo notable de aficionados no son ajenos a esta movilización y en las últimas horas son numerosos los llamamientos para que la Balompédica sea objeto de apoyo inquebrantable en el encuentro del domingo desde su salida al terreno de juego.

Muchos de esos mensajes, a través de grupos de mensajería o de redes sociales, recalcan que la plantilla se ha hecho merecedora a ese respaldo con el encuentro ofrecido el pasado domingo en el campo del líder Cartagena, por mucho que el resultado final fuese adverso, en buena medida como consecuencia de dos discutibles decisiones arbitrales.

"Somos sólo una afición y no podemos estar divididos, nuestra Balona nos necesita", reclama un hincha, que entiende que en caso de triunfo sobre el Real Murcia los linenses llegarán al ecuador de la competición con opciones reales de engancharse a la cuarta plaza.

#YoestoyconlaBalona solicita a través de Twitter: "Vamos a cuidar a la Balona. A ser un bloque, como siempre entre afición y equipo. Los fichajes apostaron por la Balona y nosotros apostaremos por ellos hasta la jornada 38… o hasta la última eliminatoria de ascenso".

Y así en cascada. Es evidente que cada uno de los que asista al estadio es soberano para actuar como entienda más oportuno. Pero la trascendencia del resultado, la importancia de los puntos y la evidente mala racha por la que atraviesa su equipo invitan a la reflexión a los más críticos. Como dice el propio presidente, si las cosas salen mal, después quedará el tiempo para pedir explicaciones y para que la propia entidad tome las medidas que crea oportunas. En este caso nada menos que tres largas semanas.

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