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El Algeciras aclara su camino

  • El líder sale triunfador de un terreno impracticable que impide el normal trascurso del juego con una goleada al Pozoblanco Mantiene los nueve puntos con el quinto pero pasa a estar a tres del segundo clasificado

La selección natural es una teoría científica ideada por el científico Charles Darwin que apunta, explicado aquí del modo más simple, que los individuos que mejor se adaptan a las dificultades que propone el medio ambiente tendrán más posibilidades de sobrevivir y triunfar en la naturaleza. El Algeciras Club de Fútbol ha demostrado más de una vez esta temporada, y ayer lo volvió a hacer, esta vez en Pozoblanco, que sabe aclimatarse a las circunstancias para perdurar en una primera plaza, de la que es más dueño y en la que ya cumple diez partidos consecutivos.

Llegó a Pozoblanco, el desplazamiento más largo de la Liga, y se encontró con un campo mitad encharcado, mitad embarrado, en el que el balón se tornó resbaladizo y ante un rival herido en su orgullo como local, al que le habían quitado puntos demasiadas veces en su propio campo y que llegaba de una racha nada negativa. Y supo jugar ahí y sacar tajada casi con la misma solvencia que lo hizo en Ceuta, sin ir más lejos. El primer paso para triunfar en el fango lo dio Manolo Sanlúcar que, seguramente, decidió trastocar el once cuando vio el panorama. Como ante el Atlético de Ceuta, alineó dos pivotes, Mario y Berlanga, para fijar y dominar el medio del campo y ganar todo lo posible por arriba. Atrás colocó a Benítez, que volvió a la titularidad treinta jornadas después, aunque no lo parecía por su buen hacer.

En un campo como el del Pozoblanco iba a ser fundamental las jugadas a balón parado, la vía rápida, sino la única, para alcanzar la red. En eso también supieron adaptarse los albirrojos, que hicieron dos de estrategia y otro más de centro lateral. Lo que antes era un problema ahora es una solución.

Hay cosas que no cambian últimamente en el Algeciras y es que sale en los partidos intentando golpear pronto, poner el partido a su favor y trastocar los planes de los rivales. Pedro, que cada semana está mejor, tuvo un cabezazo rozando el diez de partido y en el once ya dio su zarpazo para abrir el marcador del Municipal de Pozoblanco. Alvi Carrasco, ese extremo menudo pero imprevisible como ninguno, se internó y le puso un balón de oro al delantero. 0-1.

El conjunto de Manolo Sanlúcar tuvo que aguantar la escasa reacción del rival, sin mucho peligro, pero los algeciristas tampoco dominaron ni crearon peligro en la meta contraria; el partido se tornó aún más sucio, tanto como la ropa jugadores de ambos conjuntos que libraron una batalla en un campo que en algunas zonas parecía una piscina. Aún así, los albirrojos no pasaron grandes apuros.

Una jugada clave, tanto o más que el gol de Pedro, tuvo lugar en el minuto 35. El capitán del Pozoblanco, Alberto Fernández, cometió una falta sin mayor importancia y recibió una tarjeta amarilla por protestar. El futbolista insistió en la protesta y la decisión del colegiado jiennense Montoro Garrido fue enseñarle la segunda. Lo que le dijo el futbolista al árbitro sólo lo saben ellos dos y, si acaso, los que estuvieran cerca pero la decisión, desde la lejanía, parecía más que excesiva. Lógicamente, el cuatro vallesano lastró esa inferioridad numérica y puso las cosas un poco más fácil a un Algeciras que se fue al descanso con la inquietud del 0-1.

En la segunda parte, los locales fueron con ímpetu a por el empate, loable teniendo en cuenta que jugaban con uno menos pero eso facilitó las llegadas albirrojas que, además, fueron aprovechadas. Además, la defensa algecirista no pasaba muchos apuros, el exalgecirista Chapi incordiaba, daba trabajo a Benítez y Víctor González pero Romero siguió intacto.

Máiquez, tocado y con amarilla, dejó su sitio a Juanjo e Iván entró Mario, que había realizado un esfuerzo titánico. En el 75', Marín sorteó el agua y a varios rivales para poner un gran centro que precisamente remató el centrocampista algecireño, que hizo lo que prácticamente fue la sentencia. El Pozoblanco, con uno menos y con dos goles abajo no expuso mucho más, tampoco lo dejó el Algeciras, que siguió siendo intenso y entonces, sin la atadura del estrecho resultado, jugó con más sentido y dominó cualquier peligro.

Otra de las buenas noticias de ayer fue la vuelta de Juan Llaves, que entró por Pedro, que acabó como el que llega de una trinchera de la I Guerra Mundial. Señal de que peleó y, además, se fue con otro golito en su cuenta personal.

Los del Nuevo Mirador redondearon la goleada en los últimos minutos, con el rival ya sin fuerzas. Otra vez Marín, esta vez de saque de esquina, puso un buen centro para que Víctor González, disfrazado de gran rematador, hiciera el tercero de volea y cerrara definitivamente un encuentro que, no obstante, volvió a ver su marcador alterado.

Otra vez Marín -y no se repite el párrafo anterior- hizo de asistente, esta vez con un saque de falta que llegó hasta Berlanga, que hizo el cuarto y, ya sí, definitivo.

El Algeciras se trajo así el triunfo de Pozoblanco, como dijo su entrenador, no fue un paseo aunque pueda parecerlo por lo visto en el marcador, seguramente excesivo castigo para los locales. En cualquier caso, los algecireños siguen líderes a nueve del quinto y a tres del segundo clasificado. Otro paso de gigante.

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