Carme Riera. Escritora

"Es necesario que haya nuevas voces en la Real Academia"

  • La autora, aspirante a la RAE, debuta en la novela negra con 'Naturaleza casi muerta'.

El 13 de noviembre de 2007, Romaim Lannuzel, estudiante rumano de Erasmus de la Universidad Autónoma de Barcelona, desapareció de manera misteriosa camino de Sabadell. Desde entonces nadie ha vuelto a tener noticias suyas. Éste es el punto de partida de Naturaleza casi muerta (Alfaguara), la primera incursión en el género negro de la escritora y filóloga Carme Riera (Palma de Mallorca, 1948) en el que a partir de este hecho real que conmocionó a la comunidad de este campus catalán la autora radiografía las convulsas protestas estudiantiles contra el plan Bolonia de finales de la pasada década en un relato cuya trama, confeccionada con las herramientas propias del género, se despliega como una muñeca rusa hasta la última página. Y, como suele ser habitual en su obra, la pintura ocupa un papel destacado en su narración -"no podría vivir sin mirar cuadros", confiesa-; en esta ocasión, la autora de El último azul (Premio Nacional de Narrativa) incluye en su historia un cuadro del pintor alemán barroco, "muy desconocido", Georg Flegel, Natura quasi morta, que da título a su nuevo libro.

Candidata, junto a la poetisa malagueña María Victoria Atencia, a ingresar en la Real Academia Española para ocupar el sillón n, institución en la que sólo hay cinco mujeres en un pleno de 46 expertos, Riera apoya la tesis de Ignacio Bosque expuesta en el informe Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer. "El problema es de la sociedad, no de la lengua o de la RAE", afirma en esta charla sobre el mundo universitario, sus valores y la mujer.

-La Universidad como objeto narrativo ha sido muy poco explorada en la literatura española.

-Me parece que hay alguna novela de Javier Marías, pero creo que es Cambridge u Oxford de lo que trata. Por lo que sé, hay poca cosa.

-Sorprende que una novela negra se ambiente en el mundo académico al que se le presupone desprovisto de la turbiedad que rodea al género.

-Cualquier ambiente puede ser objeto de una novela negra, no importa el lugar, no tiene por qué salvarse la Universidad.

-De hecho, usted parte de un suceso real.

-Sí, la desaparición de Romain Lannuzel, del que todavía no hemos sabido nada, se volatilizó prácticamente. Lo pasamos todos muy mal, desde sus compañeros hasta nosotros los profesores. Desaparecer sin dejar rastro es realmente trágico.

-Manuela Vázquez, la subinspectora que hila todo el relato, es su tributo a Vázquez Montalbán. ¿Qué destacaría de su legado?

-Mucho. Desde las recetas, toda la literatura gastronómica, pasando por el detective Carvalho, que el propio Andrea Camilleri, el gran escritor siciliano, creó un detective llamado Montalbano, pasando por la poesía, porque era un gran poeta, y, sobre todo, como articulista, porque sus columnas en la época de Triunfo eran estupendas. Era una figura muy global.

-Ésta es su primera novela negra, y según ha adelantado, la última.

-La verdad es que he sufrido mucho porque era novata absolutamente en el género y es un género muy difícil, que es complicado hacer bien. Es más fácil escribir una novela que no sea de género, normal y corriente, que hable del amor, de la vida, y no tener que buscar un asesino, que comete un crimen, y saber por qué lo hace...

-Pero la suya no es una novela de acertijos. Radiografía un momento y a una población muy concreta.

-He intentado hacer una novela negra bien hecha, que tuviera como nota un aprobado al menos... Dentro del género, hay novelas para entretener y otras que tienen una lectura más profunda. Y yo he intentado que hubiera entretenimiento y también un repaso a los temas que nos preocupan: la inmigración, el rechazo del otro, los problemas de la Educación, de la Universidad en este caso.

-Más en la línea de la novela negra mediterránea de Markaris, Camilleri, en contraposición a la nórdica.

-Sí, justamente. Incluso a Donna Leon. (Stieg) Larsson no me gustó tanto como esperaba, me gustó más la Larsson, Åsa Larsson... Yo es que soy muy mediterránea y me gusta más lo que suena nuestro que lo de arriba, donde nieva tanto.

-Ahora, los estudiantes en Valencia salen a la calle por los recortes en Educación. ¿Cómo valora esta contestación desde las aulas?

-Ojalá que el ambiente universitario fuera reivindicativo en serio, a mí me gusta que los jóvenes reivindiquen sus derechos, lo que no me gusta nada es cuando entran piquetes, muchas veces ajenos a la Universidad, que se dedican a romperlo todo y a fastidiar. Muchas veces no son universitarios, sencillamente, son antisistema... Es muchísimo más fácil destruir que construir, no merece la pena ni siquiera hablar de ello. La destrucción es absurda, es una barbaridad. No considero universitarios a aquellos que destruyen, son gentuza.

-¿Cómo ha querido retratar a esos universitarios que ocuparon las calles y las aulas durante las protestas del plan Bolonia?

-Me era muy fácil porque de parte de los alumnos implicados en la ocupación de 2008, tenía sobre mi mesa, y aún tengo, los panfletos. No hice más que un retrato. No he exagerado nada.

-¿Cómo aborda su candidatura a la Real Academia?

-Todavía falta mucho, e igual no lo consigo yo y se lo dan a María Victoria [Atencia], que se lo merece mucho. Estoy muy ilusionada y muy agradecida a las personas que me propusieron [Carmen Iglesias, Pere Gimferrer y Álvaro Pombo].

-¿Qué aportaría una nueva voz femenina en la institución?

-Siempre creo que las mujeres somos necesarias en todos lados y más ahora que parece ser que las cosas están cambiando. Yo creo que es necesario que haya nuevas voces en la Academia, sin duda.

-¿Apoya el informe de Ignacio Bosque?

-Lo he leído detenidamente y me parece un informe que está muy bien, no tengo nada que objetar. El problema no es de la Real Academia, ni de la Lengua, es de la sociedad. Mientras que una portera gane menos que un portero, ya podemos ir diciendo todas y todos que...

-¿Pero usted utiliza la doble mención en sus discursos?

-La lengua tiende al principio de economía. Hay inclusivos genéricos que el lenguaje procesa por los que cuando alguien dice -os y hay chicos y chicas me siento incluida... No hago batalla de eso. El problema es otro: la discriminación, la violencia de género...

-En los argumentos contra el informe se ha relacionado el uso del lenguaje y la violencia de género.

-Cuando un tipo mata a una mujer ya le puede llamar en masculino si quiere...

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