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"Ningún español es neutral con un tema como la Guerra Civil"

  • El autor publica una "novela sin fabulación" sobre José Aranguren Roldán, el héroe olvidado que evitó el triunfo del golpe militar en la Barcelona de 1936.

El escritor Lorenzo Silva (Madrid, 1966) durante su última visita a la capital andaluza.

El escritor Lorenzo Silva (Madrid, 1966) durante su última visita a la capital andaluza. / juan carlos muñoz

"Que lo fusilen, aunque sea atado a la camilla". Francisco Franco despachó así, con fría brutalidad, la orden de asesinar al general jefe de la Guardia Civil en Cataluña, José Aranguren Roldán, ferrolano también de nacimiento, compañero de la guerra en África y amigo de innumerables tardes de reuniones familiares. "El dictador sabía muy bien a quién dejaba viuda y huérfanos", señala el escritor Lorenzo Silva (Madrid, 1966). Su último libro, Recordarán tu nombre (Destino), saca a la luz la historia de un héroe olvidado: el hombre que se puso del lado de la democracia y evitó el triunfo del golpe militar en la Barcelona de 1936.

-¿Qué tiene, en realidad, entre sus manos el lector de Recordarán tu nombre? ¿Una novela sobre hechos reales, un ensayo histórico o un reportaje de largo aliento?

-Es, en mi opinión, una novela sin fabulación. No me invento nada. Parto de documentos, de testimonios, de memorias, de datos y hechos históricos. Todo tiene una base real. Y lo que construyo es, con todas esas piezas documentadas o atestiguadas, un relato que tiene una peripecia y un personaje novelescos.

-Pero pronto advierte al lector que usted en esta narración no será neutral.

-¿Cómo se puede ser en España neutral en un tema como la Guerra Civil? Quizás no siendo español. Un húngaro o un noruego a lo mejor sí pueden. Trato de darle al lector cuál es mi punto de partida: mi ideología, mis implicaciones familiares... Y, luego, que aplique el coeficiente que le parezca. No intento impostar una falsa asepsia u objetividad. La neutralidad en relación con la Guerra Civil para un español no existe. Lo único que se puede intentar es ser justo, ecuánime.

-¿Qué tiene de fascinante la figura de José Aranguren Roldán? "No he tenido más remedio que escribir su historia", confiesa varias veces en las páginas del libro.

-Porque, para mí, en una biografía individual, en la vida de José Aranguren Roldán, está contada la tragedia contemporánea de España. Nace en 1875. Vive la descomposición de la Restauración, la guerra de África, el final de la monarquía... Está en Madrid en primera fila como jefe superior de la Policía el día de la proclamación de la República, a la que presta un compromiso de fidelidad que mantiene hasta su fusilamiento. Finalmente, acaba en el gran drama de España, que es la Guerra Civil, donde tiene un papel clave en un momento trascendental: Barcelona, 19 de julio de 1936. Es un personaje que un escritor no debe dejarlo escapar.

-¿Ha logrado entender por qué cayó el olvido sobre Aranguren?

-Aranguren fue olvidado por los vencedores de la Guerra Civil, a los que se enfrentó. Lo olvidaron también los vencidos, que siempre han reivindicado un tipo de héroe más romántico. Además, fue arrinconado por la Guardia Civil, que apartó, durante mucho tiempo, su historia durante la República. Y, por supuesto, fue negado por la Generalitat, porque en el relato mítico sobre la Guerra Civil en el que el pueblo catalán salió a la calle para detener a los militares españoles sublevados no encaja que un general de la Guardia Civil, nacido en Ferrol para más señas, tenga un papel tan trascendental.

-Pues ahí está el presidente de la Generalitat Lluís Companys gritando en el balcón de la plaza de Sant Jaume: "¡Visca la Guardia Civil!".

-Companys lo grita porque él era muy consciente de que en ese momento la Guardia Civil estaba salvando a la Generalitat. A más de uno, en la actualidad, le da una apoplejía si se entera [risas].

-Usted sostiene que la guerra de África explica todos los males españoles del siglo XX.

-Las casualidades no existen. En ese tablero de julio de 1936 están Mola, Franco, Goded, pero también Pozas, Núñez de Prado, Aranguren... Todos veteranos de África. Y además repartidos entre los dos bandos, aunque quizás más entre los que se quedan al lado de la República.

-Franco es, sin duda, el gran villano de Recordarán tu nombre.

-He dedicado mucho tiempo a pensar sobre Franco. Incluso llegué a escribir un guión para una serie sobre los últimos días del dictador. Es un personaje que me sobrecoge por su frialdad y por el círculo tan reducido de sus afectos y de su piedad. No digo que fuera incapaz de ambas, pero lo hizo con pocas personas, todas muy cercanas a él. Ahí está la tibieza, por ejemplo, con que acoge la muerte de Mola. Y en dos días dio vía libre al asesinato de Aranguren, él que conocía de sobra a una familia que, para colmo, pierde a uno de sus hijos combatiendo en las filas del bando golpista.

-En su opinión, ¿intentó Franco disolver la Guardia Civil?

-Es un episodio nunca aclarado. Hay razones para pensarlo, pues la Guardia Civil contribuyó en muchas ciudades (Barcelona, Madrid, Valencia, Málaga, Bilbao...) al fracaso del golpe militar. Finalmente, no la disolvió, pero tardó un año en darle una nueva ley para regularla. Lo que sí hizo fue transformarla de arriba abajo. Como había muchas bajas, metió allí a muchos excombatientes. Hizo una OPA de la Guardia Civil y la llenó de afectos.

-Usted cita a Julio Camba: "La Guardia Civil era una de las pocas cosas que funcionaban bien en España. De aquí su impopularidad...".

-Tiene mucha gracia, pero es verdad. La Guardia Civil es una institución muy rara, anómala, y precisamente eso le ha permitido sobrevivir en un país que tritura a las instituciones. Por ejemplo, la policía gubernativa se ha hecho a imagen y semejanza de cada régimen. Sin embargo, la Guardia Civil empezó en 1844 con un ideario que mantiene hoy, al igual que el tricornio que llevaban entonces lo usan también hoy. Hay gobernantes que han hecho uso de ella, pero ha logrado sobrevivir a todo eso.

-La Guerra Civil es uno de los grandes temas de la literatura española, sin embargo usted cree que todavía se ha escrito poco sobre ella. ¿Por qué?

-Es un material poco explotado. Pensemos lo que generó la Guerra de Secesión norteamericana, por ejemplo. Para empezar, todo el cine de John Ford. La Guerra Civil es carne de literatura. Y no me refiero a muchas de las novelas publicadas. La literatura española ha sido demasiado servil con los poderes. Ha estado al servicio de ideologías encarnadas en poderes, durante 40 años al servicio de un poder autoritario y, en otros momentos, al servicio de otros poderes que tenían conexiones ideológicas con determinadas versiones de la Historia. A mí me interesa más la literatura que se ejerce con absoluta independencia, buscando la emoción, la incomodidad, la verdad de la Historia. Creo firmemente en que la literatura tiene una cierta obligación de apostar por aquellos que no tienen quien les escriba.

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