historia

Así cayó Berlín

  • La novela 'Final en Berlín' y el testimonio 'Los últimos cien días' dan cuenta de la terrible agonía de la población en los últimos momentos del régimen nazi

Imagen coloreada del año 1945 en Berlín, con el Reichstag casi completamente destruido.

Imagen coloreada del año 1945 en Berlín, con el Reichstag casi completamente destruido. / d. s.

La caída de Berlín, en abril y mayo de 1945, simbolizó la crueldad del régimen nazi con su propio pueblo, según dos libros recientemente publicados en España: la novela Final en Berlín, del alemán Heinz Rein, y el testimonio Los cien últimos días de Berlín, del español Antonio Ansuátegui.

La novela de Rein, de más de 800 páginas, ha sido publicada por primera vez en español por la editorial Sexto Piso, mientras que el testimonio de Ansuátegui, considerado un escritor fantasma porque nada se conoce de su vida y jamás publicó otro libro, es una reedición a cargo del sello Espuela de Plata, ya que la obra se publicó por primera vez en julio de 1945, dos meses después de la caída de Berlín.

Dos obras tan distintas coinciden sin embargo en la descripción del caos y la destrucción

A diferencia de la novela de Rein, la obra de Ansuátegui es muy breve, de apenas un centenar y medio de páginas distribuidas en capítulos también breves, pero curiosamente ambas obras están escritas en caliente, ya que Final en Berlín se publicó en 1947 en la antigua República Democrática Alemana, en la editorial del Partido Socialista Unitario de Alemania.

Heinz Rein, fue periodista deportivo en los años 20 y por su adscripción izquierdista estuvo bajo custodia de la Gestapo y fue condenado a trabajos forzados, mientras que Antonio Ansuátegui, según su propio testimonio, marchó en 1943 a Alemania para estudiar Ingeniería en Charlottenburg, pero el transcurso de la guerra le empujó a Berlín, a Breslau y otra vez a Berlín, donde fue testigo directo de la debacle nazi. Los cien últimos días de Berlín lleva un prólogo del crítico y escritor José Luis García Martín, profesor de la Universidad de Oviedo, quien destaca que Ansuátegui "no quiere apartarse de su papel de testigo" porque, en efecto, se limita a contar lo que vio y cuando cuenta algo que no vio con sus propios ojos siempre aclara que se lo contaron.

García Martín describe este testimonio como "un espléndido reportaje, una obra maestra del periodismo escrita por un aficionado", mientras que los editores de Rein destacan igualmente su condición de periodista, pues firma, señalan desde la editorial Sexto Piso, un "testimonio histórico con un pulso narrativo repleto de imágenes absorbentes y casi cinematográficas sobre el inminente colapso del régimen nazi". A diferencia de Ansuátegui, que trata de mantenerse al margen de los acontecimientos, la obra de Rein tiene un marcado componente político al elegir como protagonistas a los escasos alemanes que lucharon en la clandestinidad para que sus compatriotas, ante una derrota irremisible, depusieran las armas.

La intención de esta lucha clandestina, cuyos protagonistas pagaban, si eran descubiertos, con una muerte inmediata por desertores y derrotistas, era evitar más sufrimientos a los centenares de miles de berlineses que se hacinaban en los refugios subterráneos, en su mayoría mujeres, niños, ancianos y heridos de guerra que además habían sufrido los masivos bombardeos a que había sido sometida la ciudad.

Además de los incisos políticos y de una detallada descripción de los efectos de los bombardeos, Rein reproduce en sus páginas partes y comunicados completos del alto mando alemán y mensajes, del ministro de propaganda Goebbels y del propio Hitler tal y como se publicaron en aquellos dramáticos momento en periódicos o pasquines, con la idea de rebatirlos dejando al descubierto el cúmulo de mentiras con las que los nazis llamaban a la destrucción total antes que a la rendición.

Dos obras tan distintas en su factura, estilo y extensión coinciden sin embargo en su descripción del caos y la destrucción, del fanatismo suicida de los nazis y del ambiente de pesadilla que se vivió en las últimas semanas, con detalles que son casi idénticos, como la dureza de la represión y la violencia de las SS contra quienes intentaban rendirse o la activa oposición final de los vecinos de algunos barrios berlineses, colmados de inútil sufrimiento.

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