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Con su rechazo al bono social que ha diseñado el gobierno local contra la pobreza energética, el PP ha apuntalado la idea de que Podemos no puede gobernar porque le bloquean por sistema su gestión sin valorar la bondad (o todo lo contrario) de sus iniciativas. Hasta ahora eran los socialistas los malos de la película con el alcalde de Cádiz cada vez más cómodo en su papel de víctima. Al fin y al cabo, el no por el no del PP era previsible. Lo que no entendía nadie era que el mismo PSOE que lo llevó a la Alcaldía no le diera ni agua. Esto cambió tras el colosal abrazo de Susana Díaz con José María González en el Ayuntamiento. Desde entonces, se ha mostrado algo más flexible, como se ha visto con el bono social que ha apoyado desde el principio. En cambio al PP se le han apagado todas las luces entre la altanería y la cerrazón y actúa como si sólo sus concejales pudieran pensar, sentir, exponer y aprender. Es el tradicional error de los partidos que han gobernado durante lustros con el mismo guión: son tan reacios a la evolución que se oponen a cualquier iniciativa. Y en lugar de adaptarse a los cambios, intentan adaptar la realidad a sus cánones.

Los populares ni han dado argumentos que avalen su negativa. Sin ofrecer alternativas y tras varios bandazos han bloqueado el bono desde el desprecio. Lo inexplicable es que aprobaron la propuesta en el pleno. Por tanto, todas las partes han exhibido buena voluntad, salvo un PP desdibujado que se olvidó del fondo del asunto con el objetivo de torpedear la gestión de Podemos. El bono social incluso tiene aspectos más positivos que el estatal para dirigirlo hacia quienes más lo necesitan. En concreto, éste último atiende criterios más generalistas y por ejemplo favorece pensionistas y familias numerosas pero sin distinguir los ingresos. El bono gaditano, más riguroso, incluye un análisis profundo de la realidad. El conflicto, de hecho, está en cómo afrontar los pagos, pero nadie duda de quiénes merecen la ayuda.

Endesa apuesta por dar la mayor cobertura posible al menor coste para los gaditanos. Defiende que la solidaridad no está reñida con la eficiencia y no quiere pagar el doble -que saldría del bolsillo del contribuyente- pudiendo pagar menos. Eléctrica de Cádiz ya financia la ayuda estatal con más de medio millón de euros, pero no puede beneficiarse de este bono para los más necesitados porque la normativa le obliga ahora a ser comercializadora de referencia. La buena noticia es que reúne los requisitos para lograrlo. Y Endesa plantea que dé el paso para poder ofrecer a los gaditanos el bono social, como han hecho otras ciudades. Podemos no quería alargar los plazos y apostó por añadir otros 600.000 euros con su bono social. Es razonable que no quiera que nadie se vea desamparado. Pero si se aprobara su propuesta y renunciara al fondo estatal, los gaditanos sólo se beneficiarían de la mitad de su aportación vía impuestos. La eléctrica está tan convencida de que merece la pena definir entre todos la mejor fórmula contra la pobreza energética, que se compromete a que no se corte el suministro a las familias más vulnerables hasta que se apruebe el bono estatal. Endesa tiene tan presente la valía del bono social gaditano y del trabajo que hay detrás, que sugiere que Eléctrica de Cádiz participe en el desarrollo de la nueva normativa estatal porque considera que sin duda contribuiría a su perfeccionamiento. Entretanto, los populares siguen a lo suyo y quieren imponer diez condiciones para aprobarlo. Si en lugar de enredar tanto se preocuparan por sumar más, el horizonte se despejaría para estas familias y para ellos.

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