Costa Noroeste

Las dos caras de la Plaza de Abastos

  • Las quejas de los detallistas del mercado de Sanlúcar contrastan con la opinión de los vendedores de Trascuesta, la calle comercial que se halla junto al inmueble rehabilitado

La Plaza de Abastos de Sanlúcar tiene dos caras. Todos los vendedores del mercado de la ciudad y su entorno son gente trabajadora, pero hay dos colectivos que ven de manera muy diferente el conflicto que sufre el municipio desde hace ya más de una semana. Unos son los placeros propiamente dichos y otros los comerciantes de Trascuesta, la calle aledaña al inmueble rehabilitado de la Cuesta de Belén.

No están enfrentados. Sin embargo, les separa una realidad que saltó por los aires cuando el Ayuntamiento estableció las fechas definitivas para el traslado de los detallistas al edificio remodelado. De momento, el cierre del mercado provisional de La Calzada es un hecho, pero la apertura de la nueva Plaza, fijado para hoy jueves, se ha quedado sobre el papel.

Los placeros piden establecerse en el mercado "cuando esté en condiciones"Los comerciantes de Trascuesta reclaman que el traslado se produzca ya mismo

Iniciamos nuestro recorrido junto a las instalaciones del céntrico paseo, donde cada día se concentran los detallistas para reclamar al Consistorio una solución al conflicto. El pescadero Agustín Pedrote es uno de los comerciantes más veteranos. Lleva 42 años en el mercado. "La situación es complicada, porque no nos escuchan como nos deberían escuchar. Aquí hay 200 casas de familia, aparte de los proveedores. No estamos dando servicio y encima tenemos el temor de que mucha clientela se nos vaya, porque, aunque es fiel a la Plaza, no puede estar tantos días sin productos y es normal que compre en otros sitios", reflexiona.

A su juicio, la solución pasa por el diálogo. "El trabajo del político es dialogar, sentándose todas las veces que haga falta, en vez de mentir. Nosotros no queremos derribar pilares, sino que hubieran contado con nosotros desde un principio, porque somos los dueños, somos los que nos vamos a meter dentro de los puestos y sabemos dónde queremos los grifos, el desagüe, el lavabo, el enchufe para la maquinaria. Y no que han hecho un mercado a su propio antojo y ahora nos lo sueltan sin que podamos trabajar en él", asegura Agustín, que defiende con contundencia la propuesta de Acoplasa, la asociación de detallistas, de reabrir el mercado provisional de La Calzada mientras se "corrigen las deficiencias" del edificio reformado y, finalmente, se acabe acordando el traslado "en cuanto sea posible". "Somos los primeros que nos queremos ir de aquí. Que lo sepa el pueblo", sentencia.

Tomás Campos tiene 53 años y lleva más de 40 vendiendo aceitunas en la Plaza de Abastos. También lo tiene claro: "la solución está en pactar un acuerdo de regreso abriendo mientras las instalaciones provisionales hasta que dentro de tres o cuatro meses se pueda producir el traslado tras el arreglo de las cuatro cosas que hay que arreglar". El aceitunero sostiene que el Gobierno local "se está riendo de nosotros con mentiras". Le indigna que "nos echen el pueblo encima con mentiras en las redes sociales".

Tomás dice que quiere volver a su "sitio", aseverando, además, que rechaza seguir en La Calzada. Según afirma, "es verdad que vendemos un poquito más. A la gente le gusta La Calzada porque tiene el parking, pero sabíamos que teníamos que volver. De hecho, pedimos en su momento una ubicación céntrica, digamos, molesta para que el Ayuntamiento se diera prisa en la ejecución de las obras y éstas estuvieran listas en dos años, no los tres años y medio que han durado".

Por otro lado, no quiere dejar pasar la oportunidad de aclarar que "los puestos vamos a pagarlos de nuestros bolsillos. No es verdad eso que dicen de que queremos que nos lo paguen. Nosotros tenemos los presupuestos preparados, pero no me puedo gastar 30.000 ó 36.000 euros en un puesto para perderlo dentro de cuatro o cinco años y, además, tener que dejarle los enseres a quien venga de la calle". Sobre esta cuestión apostilla que "todo el mundo tiene el derecho de acceder a un puesto en la Plaza, pero ya que me voy a gastar el dinero qué menos que disponer de unos cuantos años más".

Un carnicero que prefiere no difundir su identidad se muestra "optimista". "Lo que pasa es que luchar contra el Ayuntamiento es muy difícil", añade antes de asegurar que el Consistorio "está intentando dividirnos". Pide a la población que "escuche las dos versiones". "Cuando le interesa, el Ayuntamiento es malo y ahora es bueno, pero debe escucharnos también a nosotros", añade.

Nos vamos al otro lado de la céntrica Plaza del Cabildo, donde se encuentra el mercado reformado. Y también la calle Trascuesta. María Rosa Bernal es frutera. "Llevamos tres años y medio aquí sin el paso de la gente. Si tengo que esperar dos meses más a que abra la Plaza rehabilitada, acabaré cerrando mi negocio", señala. En esta vía comercial, las ventas han bajado considerablemente desde que se produjo el traslado a La Calzada. "La venta que antes hacía un lunes no la completo ahora ni cuando llega el sábado. La diferencia es de tener todo a no tener nada", dice.

Esta comerciante ha visto la nueva Plaza: "es una maravilla, preciosa; me encanta". En su opinión, "si ellos sabían que el mercado provisional era para 18 meses y llevan ya tres años y medio, es hora de que vuelvan. No entiendo el motivo por el que no quieren venir. Ya está bien. Que miren un poquito por los que están al lado".

María del Carmen Mayolín trabaja en una droguería que suma más de medio siglo de actividad en esta calle. "Estamos deseando que vuelva la Plaza. Entiendo que no estén contentos con ciertas cosas, pero también deben mirar un poquito por la calle Trascuesta y todo el centro comercial de la ciudad. Si tienen disgustos con el Ayuntamiento, que es normal, pues que hablen una vez que se trasladen. La Plaza no son sólo ellos, sino también los que estamos aquí", comenta.

En cuanto a la situación de su negocio, afirma que "en estos tres años y medio hemos tenido muchos gastos hasta el punto de que, después de más de 50 años aquí, llegamos incluso a pensar en cerrar. Las ventas se han reducido, al menos, un 60%".

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