Vivir el Corpus

La cara profesional de una semana festiva

  • Mientras la mayoría se divierte, cientos de personas acuden al ferial para trabajar · La seguridad de las calles, la limpieza o la hostelería son algunos de los sectores que permanecen de guardia en el Corpus.

Sin ellos, la feria no sería lo mismo. Durante toda la semana, el ferial está plagado de personas que se encargan de hacer más agradable, más segura o más limpia la fiesta. Aunque son imperceptibles por la mayoría de los ciudadanos que disfrutan del Corpus, los efectos de su trabajo pueden ser comprobados por cualquiera.

Javier Miguel, hijo y nieto de feriantes, es uno de los clásicos currantes de estos eventos. “Llevo 48 años en la feria y ya tengo asimilado el trabajo, aunque te tiene que gustar”, explica el propietario del puesto de vinos ‘Los dos maños’. Eso sí, Javier prefiere desempeñar su oficio con humor para hacer más soportable la extenuante jornada laboral.

Otro sector que no entiende de festivos es el de la seguridad. Cada caseta cuenta con su propio guarda, como Jesús Fernández, el portero de la Caja Rural. “Trabajar en fiestas es habitual, así que lo tenemos que llevar bien, aunque el sueldo y las horas sean las mismas que un día normal”, alega Jesús. Además, el guarda de seguridad confiesa que no le gusta el Corpus, por lo que su trabajo es el único modo de que pise el albero.

No obstante, hay a quien los años de vida nómada le han causado mella. “Un fin de semana ideal consiste en un día en la playa o en la sierra, pero la feria ya me aburre”, asegura Francisco Vela, que se encarga de la barra de la caseta de Jaén, aunque su larga experiencia en estas fiestas le faculta para aconsejar a los visitantes. “Para que la feria sea bonita hay que pasear, ver los caballos y tomarse unas tapas en las casetas”. Son cuatro décadas viviendo entre farolillos y tómbolas.

Pero si la monotonía cansa a muchos, la novedad también. “Normalmente descanso durante el Corpus, pero como se ha adelantado tanto este año me ha tocado trabajar”, comenta Rafael Vacas, uno de los operarios de Inagra encargado de mantener el recinto aseado. Aun así, el trabajador aprovecha cualquier día libre para subir al recinto, como hacía los años anteriores en los que no trabajaba, o ir a los toros.

No obstante, hay quien ve en el Corpus una importante fuente de ingresos que no puede dejarse pasar. Esto es lo que le ocurre a Abdel Cader Azzuzi, un vendedor ambulante de sombreros de ‘cowboy’ que está haciendo el agosto en pleno mayo, no sin problemas. “Este año al menos la policía nos está dejando trabajar y la gente está siendo muy amable”, se alegra Abdel.

Pero también hay quien dedica su tiempo a trabajar en la feria sin recibir remuneración. Es el caso de los voluntarios de Cruz Roja que día y noche prestan sus servicios a cualquier persona que requiera su atención. “Lo llevamos bien, y eso que no cobramos ni un duro”, incide el responsable provincial de Socorro y Emergencias de la ONG, Nicolás Martín.

En mejor situación se encuentran los bomberos, que sólo dedican 12 horas de guardia en toda la semana, por lo que el resto de la feria pueden dedicarlo a acudir al recinto y saludar, con sorna, a sus compañeros de servicio, con plena conciencia de que no va a haber revancha.

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