Campo de Gibraltar

El simbolismo de la Mortaja

  • La hermandad del Viernes Santo es una de las corporaciones que más cuida los detalles y el significado en sus enseres y el cortejo procesional

Imagen frontal del Paso de Misterio de la Sagrada Mortaja, durante el desfile del Viernes Santo en Algeciras.

Imagen frontal del Paso de Misterio de la Sagrada Mortaja, durante el desfile del Viernes Santo en Algeciras. / e. s.

La Semana Santa está plagada, en prácticamente la totalidad de sus parcelas, de innumerables símbolos y elementos que son especialmente seleccionados por las diferentes cofradías ya que a través de ellos se identifican y hacen referencia a vínculos con el cristianismo primitivo y más concretamente, con detalles sobre la vida de Jesús. La Hermandad de la Sagrada Mortaja es, sin duda, uno de los máximos exponentes en este sentido en Algeciras.

La entidad del Viernes Santo ha logrado desde sus inicios (dio sus primeros pasos con el cambio de milenio), posicionarse como referencia en la naturalidad de una hermandad de silencio conun sello propio. Simbología que proyecta a la perfección desde su propio lema: "Toma tu cruz y sígueme"; a su escudo en el que se puede apreciar el sudario y la Cruz con las dos escaleras empleadas para el descendimiento por José de Arimatea y Nicodemus (dos de las imágenes representadas en su Misterio), rodeada por una corona de espinas.

Los 18 ciriales que preceden al Misterio reflejan el traslado al Santo SepulcroLa Cruz de Guía de la cofradía procede de una trabajadera del paso de la Borriquita

Pero la simbología de la Sagrada Mortaja toma su mayor protagonismo en la calle, en las noches de Viernes Santo durante su Estación de Penitencia, siempre, por "el camino más corto y en el menor tiempo posible", explica Paco Illescas, mayordomo de la cofradía y uno de los nombres propios desde hace décadas de la Semana Santa algecireña. "Es uno de los sellos de la hermandad y tratamos de cuidar los detalles del principio al fin del cortejo", añade.

Y es que el cortejo procesional de la Mortaja no empieza con su Cruz de Guía, cuyo origen no puede tener un pasado más emblemático y aristocrático, como es el de estar elaborada a partir de una trabajadera del antiguo paso de la Hermandad de la Borriquita. Es el característico personaje del "Muñidor" el encargado de abrir el desfile cada Viernes Santo. "Se trata de una figura muy vinculada a las hermandades desde los siglos XVII y XVIII; y en este caso, importada por la estrecha influencia que tuvo la cofradía en su concepción con la Hermandad de la Sagrada Mortaja de Sevilla", detalla Illescas. "El muñidor tuvo un papel fundamental en las cofradías, más parecido como un oficio cercano al prioste o sacristán. Era el designado por las corporaciones de la época para llevar las nuevas a los hermanos, buenas o malas (cultos, triduos, entierros, etc.). Y por supuesto, en Semana Santa, de anunciar el paso de la cofradía", matiza el cofrade sobre la perpetuación de esa tradición en la actualidad.

También, a lo largo del cortejo llama la atención la presencia de dos guiones, un enser poco presente en la Semana Santa local, dedicados a Santa Ángela de la Cruz y San Bernardo, ambos Titulares de la cofradía. Además, desfila un senatus bordado por miembros de la corporación en el que, a diferencia de otros, aparece entero todo el lema: "Senatus Populos Que Romanus"; a diferencia de las reconocibles siglas "SPQR". Pero si algo destaca en su desfile procesional es la inmaculada actitud de sus nazarenos.

"Desde el primer año que procesionamos, los hermanos acogieron bien estas normas acordes al estilo de la cofradía y propios de una hermandad de silencio", explica el Paco Illescas. "Detalles como salir revestido desde casa, llegar a la hermandad por el camino más corto y sin formar grupos (como máximo en pareja de nazarenos), no interactuar, no llevar prendas identificativas o el más duro de todos, no mirar hacia atrás. Es una pena para el hermano no ver una revirá o una chicotá de su Paso de Misterio en la calle, pero precisamente ahí reside su esencia", comenta.

El siguiente detalle, perfectamente reconocible y llamativo de esta hermandad, se trata en su cuerpo de acólitos, insólito en la ciudad. Concretamente se trata de dieciocho el número total de ciriales que preceden y anuncian la llegada del Paso de Misterio. "Respecto al número existen dos versiones; una más prosaica (en relación al número de distritos y notarios entre los que se repartía la capital sevillana) y otro más cercano a la leyenda, que es el que preferimos", explica el mayordomo. Este número en particular de ciriales (18) hace referencia al número de personas que acompañaron a Cristo durante su traslado al Santo Sepulcro. Tradicionalmente traducido en los doce apóstoles, la Virgen, Nicodemus, José de Arimatea y las tres Marías; pero si bien se toma en cuenta que Judas Iscariote ya se habría ahorcado a esas alturas; el decimoctavo puesto lo ocuparía Santa Marta, que precisamente da nombre a la hermandad del traslado al sepulcro en Sevilla, por citar un ejemplo. Señalar, antes de centrar la mirada en el Paso de Misterio, que éste no lleva manigueteros y que estos son sustituidos por dos "servidores", que además de escoltar el paso se encuentra "a total disposición del Diputado Mayor para colaborar en todo, incluso si se necesita mandar un mensaje a la Cruz de Guía", matiza con un ejemplo Illescas.

El Paso de Misterio (proyectado por Isorna y tallado por José Martínez; con guardabrisas de Castillo Lastrucci y capillas de Marmolejo Camargo), perteneció a la sevillana hermandad de Redención hasta el 2004 y guarda en sí mismo su propio simbolismo. Representa el instante posterior al descendimiento de Jesús [de la Caridad], en los brazos de María Santísima de la Piedad; los dos Titulares se encuentran acompañados por las imágenes de José de Arimatea, San Juan, Nicodemus y las tres Marías: Magdalena, Salomé y Cleofás (todas las imágenes son obra del artista sevillano Miguel Ángel Valverde Jiménez) . En la trasera, la cruz, el sudario y las dos escaleras, contextualizan el instante del descendimiento.

El Misterio, en su balconada, se encuentra precedido de una reliquia de Santa Ángela de la Cruz, cotitular de la cofradía. Destacar también en este sentido, la colocación cada Viernes Santo de una rosa roja bajo la mano inerte de Jesús de la Caridad. Una tradición que ya realiza cada año la corporación en memoria de hermanos y personas vinculadas a la cofradía que hayan fallecido durante el último año. Al término de la procesión, ésta se entrega a sus familiares.

Además, en el exorno floral, la simbología se mantiene implícita en la cofradía. Tras unos complicados años de crisis, desde el punto de vista de la economía social, la corporación de ruán y esparto decidió llevar esa austeridad a los elementos florales del paso, realizando una inmejorable puesta en escena con helechos, cardos y flores silvestres para dedicar una mayor suma a donaciones y Cáritas. "La cuestión es que a muchos hermanos les ha gustado y ahora es difícil retomar exornos anteriores", explica Illescas.

Por último, destacar dos aspectos más del cuidado excelso de esta corporación por los detalles. Por un lado, la ausencia de acompañamiento musical a excepción de un tenor y órgano que interpreta ciertas piezas clásicas en tres momentos concretos: salida, Estación de Penitencia en La Palma y entrada; para contribuir con la solemnidad del desfile. Por otro, la presencia del 'Preste' [sacerdote] justo en la parte trasera del Paso de Misterio, a diferencia de lo ordinario que es su ubicación en la presidencia que antecede al paso. "Esto tiene que ver con el estilo al antigua usanza, prácticamente hasta el Concilio Vaticano II, en el que se entendía esta ubicación como un lugar de privilegio y preferente. Además, desfila con la capa pluvial, propia de los cultos externos y preparada para las inclemencias del tiempo", matiza el mayordomo. Sin duda, una cofradía para disfrutarla de inicio a fin y mirarla, tras conocer estas pautas, con la mirada del deleite por su cuidado al simbolismo.

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