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"Yo no bebo agua del grifo"

  • Los episodios de turbidez en el suministro generan desconfianza en los vecinos hacia la calidad del agua corriente

  • Arcgisa defiende que es potable y que se trata de un hecho puntual

Jimena de la Frontera prefiere el agua mineral. Aunque la que ayer manaba de sus grifos saliera fresca y transparente. Los episodios de turbidez que ha sufrido el suministro de agua potable en el término municipal -el último, el pasado jueves- han sembrado una profunda desconfianza hacia la calidad del agua entre los vecinos de una localidad donde, como comprobó este periódico con un pequeño sondeo, es más fácil encontrar gente que acude a buscarla a las fuentes y chorros naturales que a quien la consume del grifo.

"No sé a qué sabe el agua del grifo porque llevo un año sin probarla", sentencia un hombre mientras paga una garrafa de cinco litros en la tienda de comestibles El Canelo, en la calle Barrera del casco histórico. En su casa, explican tanto este vecino como su pareja, el agua de la semana pasada parecía chocolate. "Al ducharte parecía que te estabas ensuciando en lugar de lavarte", resumen mientras salen del comercio. La tendera lamenta desde el otro lado del mostrador la abundancia de chorros, fuentes y ríos que surcan Jimena para recibir como contraprestación "agua sucia" desde el grifo. Sentada en una silla de la tienda, otra mujer pone el contrapunto a la tertulia improvisada al asegurar que ella sí la consume pero tras filtrarla con una jarra de carbón activado. Fue la única persona de la veintena de consultados ayer por Europa Sur que admitió beber del grifo.

La empresa púbica comarcal Arcgisa, dependiente de la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar, explicó a Europa Sur que el último episodio de coloración fue un hecho puntual que se produjo la tarde del jueves, y que poco a poco volvería a la normalidad. Se debió al llenado de la piscina municipal a través de un hidrante -una tubería de entre 80-100 milímetros con mucho caudal para su rápido llenado-, lo que arrastró un gran número de sedimentos que se encontraron en la red general ensuciando el agua. La gerencia de la empresa reconoció que aunque fuera potable, el color no invitaba a su consumo.

Las explicaciones no calan entre los vecinos. Más aún después de que el Ayuntamiento recomendara el jueves no consumirla hasta que saliera limpia. Y aunque ayer el suministro estaba normalizado, los vecinos sostenían que evitan a toda costa dar un trago del agua corriente. "Yo no bebo agua del grifo", afirma tajante la camarera de un bar de la calle Romo tras llenar un vaso y comprobar, después de todo, que salía limpia.

Los vecinos insisten en que desde el año pasado los episodios de agua parda se producen con relativa frecuencia. "Poner una lavadora se ha convertido en una lotería. Porque cuando llenas un vaso del grifo la ves, pero en la lavadora no te das cuenta hasta que coges la ropa y compruebas que ha salido hecha un desastre", destaca otra vecina.

"En mi bar ha salido limpia durante toda la semana", resume otro camarero mientras llena una copa con el grifo anexo al tirador de cerveza para cargarse de argumentos. "Pero en la fuente, el martes salía marrón", agrega, para añadir que él acude a fuentes con garrafas para surtirse en su casa.

La fuente, junto a la Plaza de la Constitución, obsequiaba ayer un líquido cristalino en contraposición con el comentario del hostelero. "Va por días", justifican. Los vecinos, más que explicaciones y mensajes de tranquilidad, reclaman una intervención definitiva que ponga fin al barro. Algo que Arcgisa considera que se hará poco a poco, de forma natural, mientras fluya el agua por las tuberías. "El recibo llega igual y hay que pagarlo", es otro de los comentarios recurrentes que llenan la mañana del domingo.

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