Campo de Gibraltar

Oreja y rabo para el Chicharrón Fest

  • El festival en homenaje al plato barreño atrajo a numeroso público en la plaza de toros

Si hay algo que une en esta tierra es un buen plato de comida. O en la mano, o sobre un tonel, o encimana de una pequeña mesa, o sobre el carro en el que duerme el niño, o en el pico de una barra. Donde haya un hueco, ahí queó, como dice el capataz a su cuadrilla de costaleros. Y que nadie se mueva, porque hay un serio peligro de perder el sitio. Así andaban unos y otros ayer en la plaza de toros La Montera, en el segundo día del Chicharrón Fest, una iniciativa que congregó a numeroso público atraído por el suave olor del torrezno, del chicharrón clásico o su versión moderna, el chicharrón chip.

Los establecimientos instalados, carnicerías, restaurantes y bares del municipio, no daban abasto. Tras un primer día con menos público, la jornada del sábado se presentó con un buen ambiente y acompañada de un clima que invitó a pasarse por las barras de los distintos expositores para retirar un plato de chicharrones que compartir con la familia o con amigos.

El producto se elabora al más puro estilo tradicional, aunque incorpora novedades

Rosario Ruiz, socia del restaurante Willy, explicó algunos de los platos que han llevado a la cita gastronómica. "Hemos traído el de siempre, el rojo, el chip y tosta de chicharrón de presa ibérica, que es lo que más se está vendiendo", comentó Rosario, cuya barra también ofrecía productos típicos de su establecimiento como el atún mechado, algo de marisquito en cartuchos y algunos postres. Aunque Rosario reconoce que el chicharrón no es un elemento de la carta del restaurante, sí se ha incorporado con éxito al menú de las tapas.

Poco más nos pudo decir porque la clientela esperaba en la barra, ansiosa como el resto de público por probar algunos de los platos preparados.

Un poco más adelante nos encontramos con José María, de la carnicería El Pollo, frente a una especie de marmita gigante donde estaba cocinando chicharrones de papada ibérica.

Desde los trece años anda metido entre fogones y su opinión es una de las más veteranas pese a su juventud, tan solo 25 años. "El chicharrón viene de la panceta del cerdo, que es lo que usamos, y luego para hacer los pequeñitos recurrimos a la papada ibérica", nos cuenta mientras no para de remover 18 kilos de carne que luego se quedarán reducidas a unos cinco kilos de producto.

"El secreto es darle tu punto personal. Cada carnicero lo hace con un dorado diferente y ahí es donde está la clave. Nosotros le echamos manteca procedente de Benaoján, y los elaboramos al más puro estilo tradicional. Fogón, caldera y mucho movimiento para que no se asiente", explica el carnicero, quien añade que el oficio lo aprendió de su tío, pasando de maestros a alumnos.

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