La nueva obstrucción en la desembocadura del río Guadiaro propició ayer la primera aparición de peces muertos en sus proximidades, además de otra cantidad de especies agolpadas en busca de oxígeno en la orilla.

La erosión antrópica, la cantidad de pozos que se nutren de él y el azote del temporal de levante son las principales causas que han vuelto a atascar el estuario del Guadiaro.

Con lo ocurrido ayer se cumplen los peores presagios de Verdemar Ecologistas en Acción. Los ecologistas alertaron el pasado lunes de la situación límite para las especies del río alegando que "el agua se estaba pudriendo".

La alcaldesa accidental, Mónica Córdoba, que ayer acudió hasta la desembocadura del Guadiaro, volvió a exigir una "urgente" actuación a Demarcación de Costas, organismo dependiente del ministerio de Medio Ambiente.

El delegado de Medio Ambiente, Juan Serván, recordó al ministerio su actuación el pasado verano sobre el río Salado de Conil. "Se ocuparon del río Salado y no se quieren ocupar de San Roque. En Costas siguen mirando para otro lado ante este gran problema", dijo.

La solución que ecologistas y Consistorio acordaron fue el dragado del río y la extracción de la arena sobrante, para su posterior envío a la playa del Cucurucho en Sotogrande.

Desde el Gobierno pidieron ayer a la administración sanroqueña que "abandonase el papel de acusación particular". El subdelegado del Ejecutivo en Cádiz, Agustín Muñoz, señaló a la Junta de Andalucía como responsable del problema. "Por mucho que quieran, han tenido tiempo de saber que tal competencia está en manos de la Junta", agregó.

El Consistorio sanroqueño ya actuó el pasado mes de julio sobre la bocana y logró la solución temporal. Entonces el alcalde, Juan Carlos Ruiz Boix, volvió a negar que esta fuese una de sus jurisdicciones y aclaró que para las obras realizadas en 2011 tuvo que solicitar el poder.