Las fortificaciones del Estrecho entrarán por decreto en la eterna memoria de la Junta de Andalucía. Recientemente, el órgano autonómico daba a conocer una nómina de catorce enclaves que serán catalogados como Lugar de Memoria Democrática, en el que se incluyen las construcciones cimentadas a lo largo del trazado comarcal y aglutinadas bajo el nombre de fortificaciones del Estrecho.

La iniciativa nació de las entrañas del Foro por la Memoria del Campo de Gibraltar, que busca perpetuar el reconocimiento a los más de 30.000 presos políticos que a sudor, y en muchos casos, a sangre levantaron cada una de las piedras de los nidos de ametralladoras, búnkeres, carreteras y pistas militares, entre otras obras que las componen.

Más de 72 años después un panel informará a los usuarios de que las construcciones de ese lugar que pisan o del que disfrutan se levantaron con la mano de obra de reos que cometieron el delito de ser republicanos. Se creará, además, una ruta histórica por los parajes, se colocará un monumento en homenaje a los presos en un sitio emblemático y se desarrollarán en profundidad los estudios iniciados por el historiador José Manuel Algarbani.

La historia se remonta al año 1939. España, por entonces, consumía el desarrollo de una Guerra Civil que se había iniciado en 1936. Franco estaba a un telediario de la época de convertirse en el dictador que fue. Atrás quedaba ya aquel telegrama de Emilio Mola anunciando el alumbramiento de una tal Elena que hacía las veces de España. El nacimiento de un "hermoso niño" que no era más que un pronunciamiento militar. El inicio de tres años de conflicto bélico fratricida.

Poco antes de aquel primero de abril en que la guerra finalizó, Franco ordenó la construcción de una línea de fortificaciones entre La Línea y Gibraltar. Concretamente fue el 25 de abril cuando Queipo de Llano remitió un telegrama cuyo destinario fue el comandante general de Ingenieros del Cuartel General del Generalísimo. En él, el mando sublevado en Sevilla dispone al Regimiento de Fortificaciones número 4, sito en La Línea, San Roque y Tarifa, a la espera de órdenes expresas para comenzar.

Esa comunicación anunciando la acometida de los proyectos tenía un objetivo común: Franco pretendía ocupar Gibraltar aprovechando los ataques de la Alemania nazi a Inglaterra. A la Segunda Guerra Mundial solo le faltaban cinco meses para su inicio.

El gobierno franquista poseía en Andalucía 26 campos de concentración, dos de ellos en Cádiz: Puerto Real y Rota. En ellos, junto a los tres ubicados en Extremadura, se encontraban detenidas 74.489 personas, la mayor parte soldados, milicianos y simpatizantes de la República.

A partir de julio de 1939, unos treinta mil presos llegaron a vivir y trabajar en el Campo de Gibraltar hasta el ocaso de la Segunda Guerra Mundial, en 1945. Ellos hicieron los trabajos más duros: desbroce y allanamiento del terreno, construcción de pistas, descarga y acarreo de materiales, entre otros. La parte más técnica y especializada de las obras la realizaron los ingenieros del ejército franquista y civiles con cualificación.

El profesor José Manuel Algarbani ha centrado buena parte de su trabajo en el estudio de estas obras. "La construcción de caminos e instalaciones militares abarcó todo el vértice sur de la provincia de Cádiz y su legado se puede apreciar todavía hoy desde Conil, en la parte noroccidental de la provincia. También hasta punta Mala, en los confines del término municipal de San Roque, en la parte más oriental. Tierra adentro las obras llegaron hasta Jimena de la Frontera y Gaucín, éste último municipio en la provincia de Málaga, pero también a los de Jerez de la Frontera, Rota, Vejer, San José del Valle, El Puerto de Santa María o Alcalá de los Gazules", sostiene Algarbani.

"Todo este triángulo invertido de la provincia se dividió en tres sectores para las fortificaciones costeras: el de Tarifa, el de Algeciras, y el de La Línea y San Roque. Y en paralelo a la línea de costas se crearon tres líneas defensivas. La primera transcurría cercana a la costa y su línea de fuego debía alcanzar la playa y los accesos de la carretera Nacional 340 a la misma. La segunda línea estaba situada a unos seiscientos metros hacia el interior sobre posiciones estratégicas para impedir la progresión enemiga", explica el profesor, estrecho colaborador del Foro por la Memoria del Campo de Gibraltar.

Algunas de las múltiples construcciones fueron el Camino de enlace del kilómetro 90 de la carretera Cádiz-Málaga a la militar del Estrecho o la senda que va del militar del Estrecho a la batería de 30.5 Krupp, además del camino militar a Punta Paloma, el trazado que de la carretera Cádiz-Málaga conduce a la Ensenada de Bolonia o la pista militar de Facinas a Puente de Hierro (Los Barrios).

En Algeciras se llevó a cabo la ampliación de la red de transmisiones del Campo de Gibraltar o la construcción de apartaderos kilómetro 160,7 de la línea Bobadilla-Algeciras; la realización de la pista militar del Santuario de La Luz a la de Facinas, en Tarifa; la construcción de la pista de Molino de Fuego al kilómetro 125 de Cádiz-Málaga; en San Roque; en Los Barrios, la ampliación de obras de la carretera de La Villa a Molino de Fuego; la continuación de las obras de campaña para completar el plan defensivo del Campo de Gibraltar, en La Línea.

En Castellar de la Frontera y en Jimena se produjeron las construcciones del afirmado de las dos piezas de acceso a los pósitos de municiones del Pimpolla y de La Almoraima y el trazado de una carretera de Jimena a San Pablo, respectivamente.

Hasta 30.000 vidas arrebatadas por un régimen. Una incongruencia jurídica: un mismo delito castigado de muchas formas distintas. Desde el trabajo forzado a la ejecución o, en la mayoría de los finales, la combinación de ambos. Serán los hijos y los nietos los que presencien un homenaje que, desde el recuerdo, cerrará la historia más sucia de la comarca.