e

"En Los Barrios y San Roque hay afán por judicializarlo todo"

El fiscal jefe consulta un expediente con una funcionaria.

El fiscal jefe consulta un expediente con una funcionaria.

E-en junio del año pasado, las asociaciones judiciales y fiscales suscribieron por unanimidad un documento con 14 propuestas para la mejora de la Justicia. Debe haber habido pocos avances cuando han convocado una huelga para el 22 de mayo, además de paros parciales previos.

-No ha habido avances sustanciales. Parece que se ha abierto ahora una nueva fase de diálogo con el Ministerio de Justicia a raíz del preaviso de huelga. Habrá que ver los resultados.

-¿El poder político debe alejar sus manos del poder judicial?

-Hombre, debería por el principio de separación de poderes. El Tribunal Constitucional validó el actual sistema de elección de los miembros del CGPJ, pero también dijo que no es el aconsejable. Ya se sabe aquello de que la mujer del César no solo debe serlo, sino parecerlo. A lo mejor los órganos elegidos por esa vía hacen una función buena y son absolutamente profesionales, pero de cara a la opinión pública ya existe el runrún de que están politizados.

-¿Usted o colegas suyos se han sentido presionados?

-No, no. A nosotros siempre se nos achaca que dependemos del poder ejecutivo, pero jamás he recibido una llamada pidiéndome haz esto o lo otro.

-Usted ha imputado a más de un político.

-Aquí hay todo tipo de casos. La actividad política municipal del Campo de Gibraltar se ha trasladado mucho a los tribunales. Eso provocó que decidiéramos que una de nuestras fiscales más expertas se especializara en casos de corrupción.

-Y nadie le ha llamado en ese sentido para decirle que se ande con cuidado.

-¡No, qué va! Lo que sí noto en algunos pueblos de la comarca, especialmente en San Roque y Los Barrios, es un afán por judicializarlo todo, por buscar la foto. ¿Qué pasa? Que hay muchas cosas que se acaban archivando porque no son nada, aunque con la denuncia inicial y tal como te lo relatan parece otra cosa. En estos casos tratamos de ser prudentes, investigar a fondo y no llamar a declarar a nadie salvo que no haya otro remedio.

-Pero el denunciado pasa en ocasiones por un quinario hasta que una denuncia se archiva.

-Ya, es cierto. Nosotros muchas veces ya conocemos a quién denuncia y lógicamente sabemos hacer un filtro. Hay casos que deben derivarse a la jurisdicción contenciosa, no a la penal. Una irregularidad administrativa no tiene por qué ser un delito. La concesión de una licencia puede ser nula porque se ha hecho mal el procedimiento y punto.

-¿Hacen falta más juzgados en el Campo de Gibraltar?

-Gracias a Dios las cosas se van resolviendo. La gran necesidad aquí era un juzgado de lo Social porque el único que hay está señalando juicios para 2020, un disparate, y a partir de noviembre habrá un segundo. En el resto de órganos judiciales creo que estamos bien.

-¿Partidario de la prisión permanente revisable?

-Soy partidario de ella, aunque el debate abierto es más bien político. Creo que la prisión permanente revisable se ha aplicado en solo un caso porque se restringe a situaciones muy específicas. Con todas las precauciones, porque es algo que no está juzgado, mire lo ocurrido con el pequeño Gabriel, en Almería... Es muy difícil no estar a favor de la prisión permanente revisable en un caso así.

-¿Las penas existentes son ajustadas para los delitos de narcotráfico y blanqueo?

-Sí. El problema del narcotráfico no son las penas de prisión. Estas se imponen y se cumplen. En la cárcel de Botafuegos, el 80% de los reclusos están condenados por narcotráfico.

-¿La cárcel sirve para reinsertar?

-El problema es la sobrepoblación de las prisiones. Los medios destinados a reinsertar socialmente a los reclusos son muy escasos. Hay psicólogos y trabajadores sociales, pero no dan a basto. Pasan meses hasta que un preso puede ver a un especialista. Hay pocas personas y las plantillas no están cubiertas, como ocurre en Botafuegos con los médicos.

-Los profesionales lo han denunciado públicamente.

-Es un problema muy grave. Un preso tiene limitado su derecho a la libertad, pero no su derecho a la salud. La gente pasa un tiempo en prisión y, como no se han establecido medidas de reinserción, al salir suele volver a delinquir. Lo mismo pasa con los menores: si cuando salen del centro de menores vuelven al mismo entorno en el que delinquieron, es fácil que caigan de nuevo.

-¿A qué hora termina su jornada laboral?

-(Risas) Es complicado decirlo. El día que me rajaron las ruedas del coche me fui de aquí a las doce de la noche y muchas veces lo hago más tarde. Personalmente y como se suele decir, tengo mañanas y tardes de lunes a domingo. Mis necesidades personales las voy ajustando como puedo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios