Campo de Gibraltar

Acerinox espera salir beneficiado de la guerra de aranceles de Trump

  • Urge el control de las importaciones de acero en Europa, que han crecido un 19% en el primer trimestre

  • No prevé que afecte a la producción de la factoría de Los Barrios

Vista aérea de la factoría de Acerinox en Los Barrios.

Vista aérea de la factoría de Acerinox en Los Barrios. / acerinox

La guerra de aranceles desatada por Donald Trump tiene un múltiple efecto en Acerinox. Por un lado, al ser un fabricante estadounidense con su planta North American Stainless (NAS)en Kentucky se ve beneficiado de las medidas proteccionistas sobre el acero impulsadas por el Gobierno de los EEUU. Por otro, se enfrenta a una guerra de precios en Asia y al aumento de las importaciones en Europa como mercado alternativo al estadounidense: en el primer trimestre, las compras han aumentado un 19% en el continente. Pero todos los efectos no tienen el mismo peso y en su conjunto, valoró ayer el presidente de la compañía, Rafael Miranda, la multinacional del acero espera verse beneficiada de las medidas impuestas al otro lado del Atlántico.

"Siempre decimos que somos partidarios del comercio mundial, pero las medidas de Trump no nos desfavorecen", destacó Miranda en un encuentro con periodistas previo a la junta general de accionistas de la compañía, que se celebrará hoy. "El mercado americano está tirando muy bien", resumió. La fábrica de NAS es líder en el mercado estadounidense y acaba de inaugurar una nueva línea de recocido brillante que proporciona un producto que en la actualidad se estaba importando. Arranca la instalación (que ha supuesto una inversión de 120 millones de euros) en el momento en el que surgen las barreras arancelarias. Y dado que supone el 45% de la facturación y el 60% del Ebitda del grupo, Acerinox reconoce que la situación actual "en general nos beneficia", explicó el consejero delegado del grupo, Bernardo Velázquez.

En Europa, por contra, se abre un periodo de incertidumbre respecto a los efectos que la guerra comercial pueda tener en el sector, todavía impredecibles al no estar claramente establecidos los límites de la política proteccionista de Trump. EEUU ha prorrogado al 1 de junio la exención aplicada a la UE en los aranceles del acero para seguir negociando un acuerdo que permita mantener a los países europeos fuera de los gravámenes o limitar estos. Pero más allá de la repercusión en la compra de acero europeo, las barreras ya aplicadas en China, India o Taiwan ya están teniendo efectos en el mercado europeo, al que está llegando en parte el metal expulsado de EEUU: las importaciones crecieron un 19% en el primer trimestre y ya suponen un 28% del mercado. Los precios han caído, mientras que en Estados Unidos van al alza.

Por ello, desde Acerinox se urge a la UE a establecer medidas de salvaguarda del producto europeo. No se trataría de recortar las importaciones, remarcan, sino de limitarlas al mismo nivel que en los últimos años, que las importaciones que ya no se puedan hacer a EEUU "no se desvíen a Europa", destaca Miranda. Con esas medidas se podría regular la situación en el continente abastecido desde la fábrica de Acerinox Europa, en Los Barrios, factoría que a juicio del grupo no debería ver afectada su producción porque el consumo está mejorando. Y tampoco su plantilla, aseguran desde la empresa, que está "balanceada".

Este problema, recordó Velázquez, no nace ahora, sino que surge como consecuencia de la sobrecapacidad china de la que el sector viene alertando desde hace años, que ha generado múltiples medidas antidumping. Ahora parece que el tsunami chino puede remitir, con indicadores de reestructuración del modelo económico, control de las licencias a las fábricas de acero o cierre de algunas por cuestiones medioambientales, además de impulsar la demanda interna. Como resultado, destacó Miranda, "a medio y largo plazo somos optimistas".

También anima a ello un consumo de acero que "va bien", aunque todavía se resiente de la falta de impulso de las infraestructuras. Así, EEUU superó ya los niveles precrisis, Europa está aún un 1,4% por debajo y España un 15% por debajo de ellos. El consumo privado crece, resaltan desde la empresa, pero la destrucción vivida de tejido industrial y esa falta de inversión del sector público se deja notar en los resultados, especialmente en España a pesar de que es junto a Polonia de los países que más crece de la UE. También en EEUU, donde el plan de infraestructuras anunciado pero aún no ejecutado por Trump "añadiría más gasolina a la demanda americana".

En el caso español, apuntaron ambos representantes empresariales, la recuperación económica se ha basado en buena medida en la internacionalización de las empresas. Y para fomentar la competitividad en esos mercados globales es clave rebajar el coste de la energía, un factor de descompensación respecto al resto de países, incluso los europeos. "Compramos las materias primas a costes internacionales y vendemos a precios internacionales. Lo que marca la diferencia es lo bien que hagas las cosas, el coste de la energía y los costes laborales", recordó Velázquez, reiterando una larga demanda empresarial. Y aunque el debate sobre los costes energéticos se ha abierto y eso es positivo, señaló, "nosotros este año vamos a pagar de nuevo más".

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