Crítica de Cine

La prima mala de la 'chochona'

Regresa esa prima mala de la muñeca chochona que es la muñeca asustona, Annabelle. La chochona la creó -o bautizó- el feriante Manolo Fernández en los años 80 y la asustona Annabelle la crearon los guionistas Ched y Carey Hayes en 2013 a partir de hechos supuestamente reales para la película de James Wan Expediente Warren: The Conjuring. Al año siguiente la dichosa muñeca tuvo su propia película en ese estrujamiento de limón casi siempre con poco zumo que se llama spin-off (sacar a pellizcos algo o alguien de una película para meterlo en otra). Tres años más tarde llega esta precuela (estirar hacia adelante para contar que pasó antes de la película anterior) de la jartible muñeca, esta vez metida con poca originalidad en un orfanato siniestro.

Si se tiene en cuenta que el urdidor de todo es el tan mediocre, efectista y hortera como listo y triunfador James Wan, que en 14 años (desde Saw) ha producido o dirigido 25 películas o cosas que se les parecen, y que el director de ésta es el aún peor David F. Sandberg (No apagues la luz), pueden imaginarse qué es este bodrio de sustos baratos y banda sonora estruendosa que tiene como única virtud el diseño de producción de la especialista en crear atmósferas sombrías y terroríficas Jennifer Spence, al que la fotografía de Maxime Alexandre saca partido. Todo ya visto y ya oído con sobresalto de terror de chimpún. Lo justo para que guste a la poco exigente legión de seguidores de Wan y sus franquicias, spin-offs, precuelas y secuelas.

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