cine

Viaje al fin del 'relío'

  • Alfonso Sánchez y Alberto López concluyen el rodaje en Sevilla de 'El mundo es suyo', una odisea nocturna y urbana de 'los compadres' que llegará a los cines en abril de 2018

"ésta una historia de amistad. De una amistad puesta a prueba. La del típico relío de dos colegas. Ese colega que te llama de repente para tomarte una cerveza... y a la mañana siguiente amanece uno en mitad de un descampado, justo el día de la comunión de su hijo. Hay que concluir que la noche se les fue un poco de las manos". Alfonso Sánchez, actor y director, se toma un respiro durante el rodaje de El mundo es suyo, la segunda incursión de Los Compadres en el cine tras El mundo es nuestro. Pero ahora sin crowdfunding, a lo grande, con el respaldo de Sacromonte Films, Warner y Atresmedia. "Pero el amor por la artesanía es el mismo. Los ensayos, por ejemplo, los vivimos como el que hace sillas de enea. Filigranas, tío", tercia su socio Alberto López.

Estamos en un descanso del rodaje en un conocido restaurante de la calle Betis, con vistas a sevillanas estampas del río y la Torre del Oro. Para cuando lean esto, en realidad ya estará acabado y en fase de posproducción para su estreno, previsto para abril de 2018. "Podríamos haber continuado con el Culebra y el Cabeza, contar su vida en Brasil, las Azores o donde fueran las pobres criaturas con el botín del atraco", retoma Sánchez sobre aquel primer filme, protagonizado por dos de sus personajes popularizados hace una década en Youtube, esos dos desheredados en los que los dos cómicos sintetizaron la sociología de barrio de currantes de la ciudad. "Pero nuestra idea no era esa, desde el principio queríamos hacer una trilogía sevillana", añade. De este modo, tras la primera entrega dedicada a los canis y la próxima sobre los dos pijos clasistas y rancios de fondo noble, la última se centrará en el perroflautismo y en principio se titulará El mundo es vuestro.

Trabajo con referentes concretos; esta vez, 'Jo, qué noche', 'Resacón' o 'El gran Lebowski'

Los alrededor de 400 figurantes y 60 actores (entre ellos Mar Saura, viejos conocidos de la escena sevillana como Pedro Álvarez-Ossorio y Gregor Acuña o el propio padre de Alfonso Sánchez, Alfonso Valenzuela), junto con el medio centenar de técnicos presentes cada día, a veces organizados en una segunda unidad, y las más de 40 localizaciones donde se ha rodado en Sevilla, dan fe del empaque industrial de El mundo es suyo. "Es cierto que El mundo es nuestro se veía más pobre en ciertos sentidos -dice López-, pero fue también un reto de la hostia. Aquí estamos dando el 300%, pero eso es lo que hacemos siempre, intentar hacer las cosas lo mejor posible con lo que se tiene. Ahora hemos tenido la suerte de que las majors han confiado en nosotros, pero sobre todo nos han respetado. Hay que verla después del montaje, sólo entonces uno ve qué película se ha hecho de verdad, pero en principio podemos decir, y muy contentos, que ésta es la que nosotros queríamos hacer".

"Me gusta trabajar con referentes concretos, yo hago cine siempre desde el punto de vista del espectador. Puede parecer una tontería lo que voy a decir, pero yo hago hago cine porque adoro el cine, no porque quiera ser director de cine. Por todo eso -explica Sánchez- Afterhours [la deliciosa comedia ochentera de Scorsese, traducida o maltratada en España como ¡Jo, qué noche!] es un referente muy claro, pero también hay puntitos de Resacón, y tiene cosas de El gran Lebowski, sobre todo esa manera de contar una ciudad y el espíritu de un lugar, una manera de vivir. Luego, durante un rodaje, una película cobra vida y a veces te sorprende. Yo me estoy dando cuenta, por ejemplo, de que tiene en algunos momentos sus toques de western". "En ese sentido -añade López-, la película tiene mucho de recopilación de las experiencias cinematográficas de Alfonso. Pero es lo que él dice: una vez que empiezas a rodar, la película real se va alejando de esas referencias, que sirven para orientarnos, y se acaba imponiendo el talento y la originalidad de cada uno".

"El mundo es nuestro era una película mucho más coral; ahora, en éste, hemos intentado que los personajes crezcan, conocer su vida anterior, de dónde vienen, quiénes son en realidad Fali y Rafi, y para ello ponemos en crisis esa amistad, para preguntarnos hasta dónde puede llegar una amistad, qué cosas pueden ocurrir entre dos amigos. Porque si una amistad es real, al final, supera todas las vicisitudes", cuenta Sánchez. Y lo mismo, en cierto modo, podría decirse de los dos amigos que son él y Alberto López, que se sacaron estos personajes de la manga en un momento de "desesperación por no encontrar trabajo", recuerda el último. "Y lo conseguimos. Pero nuestro objetivo no era hacernos youtubers, sino poder hacer cine, que era mi objetivo desde niño, igual que el de Alberto era ser actor. Era nuestro sueño. Y probamos por ese camino y aquí estamos", añade Sánchez.

En su éxito, dicen los dos, ha jugado a favor la "dosificación" de sus personajes ficticios. "Mi padre me lo decía: Niño, si esto funciona de puta madre, por qué no lo hacéis más, por qué no os hacéis ricos con esto, haced 'sketches', haced todas las movidas que os propongan", dice Sánchez. "Pero eso hubiera desvirtuado mucho el proyecto. Y tampoco hemos estado cruzados de brazos. Juntos o por separado no hemos parado de hacer cosas", señala su compañero. "Lo que teníamos claro era que no íbamos a hacer una siguiente película de cualquier manera. Había que dar un salto cualitativo y si había que esperar cinco años para darlo, pues a esperar", apostilla Sánchez. La próxima primavera se sabrá si hay que dar por buena la espera. Y también si Fali, emperador del relío junto a su camarada, llega a la comunión de su criatura.

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