Cine

Isabel Coixet y Carla Simón triunfan en unos Goya feministas y multilingües

  • La catalana consigue los Goya a la mejor película, dirección y guión adaptado, pero ‘Handia’, rodada en euskera, sumó 10 estatuillas

Isabel Coixet, tras recibir la estatuilla.

Isabel Coixet, tras recibir la estatuilla. / Efe

En una gala de los Premios Goya marcada por las reivindicaciones feministas, la catalana Isabel Coixet conquistó los dos premios grandes, mejor dirección y mejor película, por La librería, rodada en inglés. Coixet logró también el Goya al mejor guion adaptado por su adaptación de la maravillosa novela de Penelope Fitzgerald –editada en castellano por Impedimenta, una historia más amarga que la película– y dedicó ese triunfo “a todas las personas que todavía leen libros, que van al cine y compran entradas y hacen que estemos todos aquí. A todas las mujeres, sobre todo a mi madre porque cuando yo era pequeña y me escaqueaba de los quehaceres de la casa y mi padre se ponía enfermo, ella decía: ‘tú deja a la niña que lea, que de algo servirá’”, expresó emocionada.

La librería, que será presentada internacionalmente en el Festival de Cine de Berlín, narra la historia de una mujer viuda que llega a un pueblo de la costa inglesa dispuesta a cumplir su sueño de abrir una librería y se topa con la oposición de una poderosa mujer.

Handia, sin embargo, fue la más premiada de la 32 edición de los Goya, con 10 galardones de los 13 por los que competía. La película rodada en euskera y dirigida por Jon Garaño y Aitor Arregi se convirtió así en la tercera película más galardonada de la historia de los Goya, lugar que ocupan también La Isla Mínima y Blancanieves, sólo por detrás de Mar adentro y de ¡Ay Carmela!, que consiguieron 14 y 13 galardones, respectivamente.

Carla Simón. Carla Simón.

Carla Simón. / Efe

La tercera triunfadora de la noche fue Carla Simón (Barcelona, 1986), que conquistó el Goya a la mejor dirección novel con Verano 1993, un delicado relato autobiográfico sobre el duelo infantil rodado en catalán. Simón, que partía como favorita después de haber sido nominada por la Academia para representar a España en los Óscar, pidió un abanico rojo de los que repartieron ayer las mujeres cineastas de CIMA para reivindicar más presencia femenina en el cine y agradeció a las directoras Leticia Dolera y Paula Ortiz que le entregasen el premio. “Qué bien que me lo déis vosotras”, dijo, emocionada, antes de dedicar el Goya a sus padres biológicos, que fallecieron de sida y son el origen de Verano 1993. La directora reclamó la normalización de la enfermedad: “Es un absurdo que aún eso sea un estigma, no pasa nada por vivir con VIH”.

En esta 32 edición de los Premios Goya la Academia defendió el “idioma” del “encuentro” en España, en alusión a la situación política, así como la equidad como elemento indispensable para acabar con la violencia de género.

En ausencia de la presidenta, Yvonne Blake, que se recupera de un ictus, los encargados de hablar en nombre de los académicos fueron los vicepresidentes Mariano Barroso y Nora Navas. “Nuestro idioma es el encuentro. Porque juntos somos más. En estos tiempos, en que resulta difícil comunicarse de manera honesta y directa, buscar el encuentro parece extraño. Lo vemos cada día en los periódicos y en los medios, en el lenguaje de nuestros representantes políticos. El desencuentro parece ser la esencia de la comunicación ahora. Pero ese no es el lenguaje del cine. Quienes hacemos películas nos ponemos de acuerdo para perseguir un sueño común”, recalcaron.

Y en esa línea pueden leerse los numerosos galardones que obtuvo Handia, rodada en euskera y triunfadora del último Festival de San Sebastián. Esta historia sobre la dificultad de aceptar al diferente ambientada en el siglo XIX, se fue imponiendo a mitad de la gala. Tenía 13 nominaciones y obtuvo diez premios Goya: al mejor vestuario, montaje, dirección de producción, dirección artística, fotografía, maquillaje y peluquería, efectos especiales, música original (Pascal Gaigne), guion original y actor revelación para Eneko Sagardoy, que da vida a Joaquín Miguel Eleizegi, conocido como el Gigante de Altzo, quien con 2,42 metros de altura recorrió Europa convertido en atracción de feria.

Javier Gutiérrez. Javier Gutiérrez.

Javier Gutiérrez. / Efe

Bruna Cusí logró el de actriz revelación por Verano 1993 y su compañero en la cinta David Verdaguer fue distinguido como mejor actor de reparto. El Goya al mejor sonido fue para Aitor Berenguer, Gabriel Gutiérrez, Nicolas de Poulpiquet por Verónica. Leiva recibió el cabezón a la mejor canción original por el tema La llamada para la película del mismo nombre.

Nathalie Poza cumplió los pronósticos y fue coronada con el Goya a mejor actriz protagonista por su trabajo en No sé decir adiós. “¡Que me la llevo para Málaga!”, gritó al cierre de su emocionante discurso feminista Adelfa Calvo, mejor actriz de reparto por su trabajo en El autor del almeriense Manuel Martín Cuenca,cinta que consagró a Javier Gutiérrez como mejor actor protagonista

La gala, conducida por primera vez por los cómicos Ernesto Sevilla y Joaquín Reyes, contó con monólogos, chistes y números musicales. Durante la misma, la veterana actriz Marisa Paredes, protagonista de algunas de las más míticas cintas de Pedro Almodóvar, recogió el Goya de honor y comparó la vida de una actriz con “un tiovivo o una ruleta de la fortuna”.

The Square fue la mejor película europea según la Academia española y la chilena Una mujer fantástica, de Sebastián Lelio, triunfó entre las iberoamericanas.

Tadeo Jones 2. El secreto del rey Midas, de Enrique Gato y David Alonso, fue la mejor película animación y Gustavo Salmerón se impuso con su documental Muchos hijos, un mono y un castillo a contrincantes como Carlos Saura, a quien homenajeó antes de que su madre Julita Salmerón, protagonista y revelación de la cinta, le arrebatara la palabra.

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