Toros

El elixir torero de Diego Urdiales

  • El diestro riojano abre la Puerta Grande de Bilbao en festejo histórico.

Está visto que los buenos aficionados –caso de Bilbao– se emocionan con el buen toreo, aunque sea en dosis pequeñas; y no con decenas de muletazos insulsos. Curro Romero, que ha sido un genio, como en tantas cualidades, en dar con la medida exacta cuando ofrecía su tarrito de esencias, nos deslevaba en una entrevista  en estas páginas su predilección por Diego Urdiales entre los toreros actuales. Y es que el riojano lleva a rajatabla ese axioma. Este sábado, en Bilbao, sólo con un par de series plenas en armonía, temple y buen gusto consquistó al público de Bilbao en su primero y consiguió un trofeo ante el serio toro que abrió plaza, tardo, pero con nobleza, que embestía mejor por el pitón derecho. Por ahí, Urdiales, con torería, dibujó bellos muletazos y un pase de pecho inmenso. Todo ello coronado por una gran estocada.

Ante el cuarto, un tío, precioso castaño de nombre Favorito, con buenas hechuras y que embistió con gran clase, Urdiales estuvo soberbio.  La plaza rugió una y otra vez ante tanta belleza. Con quietud, buena colocación y naturalidad desgranó un faenón. Con la derecha rezumó torería en los muletazos, entre tanto el toro humillaba tras la tela encarnada. Con la izquierda dibujó naturales de belleza sublime, especialmente en una serie en la que añadió un cambio de mano y un profundo remate. El cierre, con trincherillas y un molinete invertido –el primigenio–, que realizaba Belmonte, fue una explosión de torería. La obra tuvo como colofón lo que merecía: una soberbia estocada. Diego Urdiales paseó las dos orejas entre lágrimas a los gritos de “¡Torero, torero, torero!”. 

Sebastián Castella cumplió con firmeza ante un lote complicado. Se enfrentó en primer lugar con un toro alto, sin cuello, al que dejó crudo. Con firmeza, tragó ante un animal agresivo y sin clase, que reponía por el izquierdo. Destacó una tanda diestra con ligazón. Precisó de un descabello tras una estocada.

Con el muy astifino quinto, incierto, concretó una labor meritoria y desigual, que comenzó con muletazos por la espalda en los medios y remató con una buena estocada.

Miguel Ángel Perera, al que no le ha embestido con franqueza ninguno de los cuatro toros que ha lidiado en esta feria, apenas si tuvo oponente para lucirse. Ante el tercero, bajo, suelto de carnes, descastado y sin entrega, se esforzó sin conseguir brillar. Algo parecido sucedió en el último acto, con un toro ovacionado de salida por su preciosa pinta salpicada y de cuerna corniabierta. El astado, manejable, pero de escasísimo celo, tampoco dio opciones al diestro extremeño.

Castella y Perera se despidieron entre ovaciones, entre tanto Diego Urdiales fue paseado a hombros y atravesó la Puerta Grande de Bilbao tras una tarde histórica en la que ofreció al aficonado su elixir torero, ese que tiene entre otros ingredientes torería, naturalidad, buen gusto... ¡Casi nada!

Ficha del festejo

Ganadería: Corrida de Alcurrucén (propiedad de los hermanos Lozano y de encaste Núñez), de desigual presentación y juego. El mejor, el cuarto, gran toro, un castaño de nombre Favorito, de buenas hechuras, que embistió con clase y fue fuertemente ovacionado en el arrastre.

TOREROS: Diego Urdiales, de rioja y oro. Estocada (una oreja). En el cuarto, estocada (dos orejas). Sebastián Castella, de tabaco y oro. Estocada y descabello (saludos tras ovación). Estocada (saludos tras leve petición de oreja). Miguel Ángel Perera, de pizarra y oro. Estocada algo caída (palmas). Estocada y un descabello (saludos tras ovación).

INCIDENCIAS: Plaza de toros de Vista Alegre. Sábado 29 de agosto de 2015. Media entrada. Juan Sierra saludó tras banderillear al tercero y realizó un quite salvador a su compañero Joselito Ballesteros en el sexto. Diego Urdiales salió a hombros por la Puerta Grande. 

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