Toros

Dávila y Escribano triunfan con 'miuras'

  • El sevillano, en su vuelta por un día, y el gerenense cortan sendas orejas a los dos toros más potables de un variado encierro Iván Fandiño se marchó de vacío

Eduardo Dávila Miura salió victorioso tras una actuación digna en el regreso por un día para conmemorar los 75 años de lidia ininterrumpida en Sevilla de la ganadería familiar. Una apuesta que, a priori, era una auténtica locura. Sevilla se volcó. Se comprobó con unos tendidos de la Maestranza poblados bajo el cielo cárdeno, como cinco de los seis toros de Miura, y con amenaza de lluvia. Y respondió en una fortísima ovación dedicada al torero sevillano cuando se rompió el paseíllo y que Dávila compartió con Escribano y Fandiño. Dávila abrió el esportón de los trofeos pasado el ecuador y Escribano continuó por esa senda con el quinto toro. Una oreja para cada uno y la sensación de triunfo ante la seria corrida de Miura.

El alto y vivo que abrió plaza puso a prueba a Dávila Miura, quien pundonoroso y pasando apuros, tragó en un trasteo basado en la diestra y que no remató adecuadamente con los aceros. Se libró por tablas en el segundo muletazo en el que el miura ya se había orientado.

Con el cuarto, con cuerda, Dávila Miura apostó fuerte en una labor en la que sobó mucho al toro llegado de Zahariche. El astado no tenía la maldad del que abrió plaza, aunque tampoco descolgaba. Hubo buenos pasajes con la izquierda y buenos pases de pecho. Pero lo mejor, sin duda, fue la decisión con la que se entregó al volapié, en esta ocasión para enterrar el acero prácticamente en su totalidad; saliendo el toro rodado tras la ejecución de la suerte. Nevó en la plaza con una pañolada... y oreja.

Manuel Escribano se entregó sin reservas y sin alharacas en su actuación. Con sobriedad y a conciencia fue convenciendo a la parroquia. Al segundo toro, cornidelantero, lo recibió el gerenense con una larga cambiada de rodillas frente a toriles y lanceó bien a la verónica. Se vivió un tercio de varas impactante en un puyazo en el que se arrancó desde muy lejos a Quinta, que fue ovacionado. Escribano subió enteros en banderillas: con poderío y riesgo llegó a parar al miura tras un tercer par angustioso por los adentros. La faena, en el platillo, con dos muletazos por la espalda, metió miedo al personal. Por el pitón derecho prometía el toro, pero se desmoronó pronto el trasteo, en el que el torero sufrió un achuchón por el intratable pitón izquierdo. El toro, tras un pinchazo y una estocada, se resistía a morir de manera espectacular y el público lo despidió con una ovación cerrada en el arrastre.

Al enorme y manejable quinto -656 kilos-, Escribano lo recibió con una larga frente a toriles y toreó bien con la capa, dibujando buenas verónicas. En el primer tercio hubo un par de categoría, el segundo, y el tercero por los adentros fue arriesgadísimo. El diestro sí estructuró ante este morlaco una faena muy interesante, que brindó a Dávila. Tras un inicio a pies juntos por alto, sufrió una colada escalofriante por el lado derecho. En las afueras, con aplomo y perdiendo pasos, fue camelando al miura. Con la zurda firmó naturales largos y profundos ligados al de pecho. Hubo un cierre precioso, con un pase del desprecio mirando al tendido y un desplante. Mató de estocada entera desprendida bien ejecutada y ganó una oreja a ley.

Iván Fandiño tuvo un mal lote en suerte. El tercero, cornidelantero, largo, bravucón de salida y con la cara arriba en banderillas, llegó gazapón y con agilidad de cuello a la muleta. El diestro vasco arriesgó especialmente con la diestra. Escribano, en banderillas, había hecho un quite providencial al banderillero Miguel Martín.

Con el peligroso sexto, que se revolvía con prontitud por ambos pitones, Fandiño lo intentó sin convicción.

El público salió contento porque hubo emoción con los miuras, ante los que triunfaron Eduardo Dávila Miura, en su retorno por un día, y Manuel Escribano en el cierre de la Feria de Abril 2014.

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