Con el discurso del próximo miércoles que pronunciará Felipe VI ( y que mejorará las cifras del último mensaje de su padre, estará por encima de los 7 millones de espectadores), será el tercer jefe del Estado que se dirige a los espectadores españoles en Nochebuena. Y la mayoría de los comensales, por tradición, lo verá a través de La 1, aunque no esté en su mejor momento. Antes incluso de que TVE emitiera a diario Franco ya daba sus mensajes navideños ante las cámaras. El de 1955 lo vieron apenas unos cuantos privilegiados madrileños con televisor, todo el mundo lo escuchó por la radio. El dictador dijo por entonces que con el invento catódico había que tener cuidado porque "con el libertinaje de las ondas" se introducía en las casas lo bueno y lo malo. El mensaje era de "fin de año" y en los 60 pasó a ser de Navidad, instalándose en los aperitivos de la Nochebuena a finales de la década.

Como una herencia más del régimen, don Juan Carlos se estrenó en la Nochebuena del 75. Ofreció una estampa cercana, con belén y rodeado de su familia. El discurso del Rey fue conciso: 5 minutos, rodado en cine y con mensaje de paz, unidad y recuerdo al Generalísimo. El aspecto se mantuvo en años siguientes y en 1979, tiempo de inquietud, pronunció su alocución navideña más prolongada: 20 minutos, y ya sin la presencia de la familia. De la silla, relajado, pasó en 1980 a pronunciar su mensaje ante la mesa, formal, tal como estaría obligado dos meses después, y tal como fue su último mensaje, en 2013, aunque con actitud informal y las cortinas abiertas al jardín. En 2012, por sus operaciones, se sentó en el filo de la mesa. La foto, con su carga simbólica, apenas faltó en estos años. Don Felipe, que será breve, ahora buscará su sello.