Semana Santa

Las Angustias recorre con sobriedad el casco en su Estación de Penitencia

  • Las calles del casco se llenan para contemplar la sobriedad de la Piedad

La tarde del Miércoles Santo es una de las más esperadas en San Roque. La sobriedad y la seriedad la marca la Virgen de las Angustias en su Estación de Penitencia por las calles del casco histórico.

A las 20:00 horas ya son muchos los sanroqueños que acuden a los aledaños de la capilla de la Visitación para la salida de esta piedad. Cuando el reloj marcó la hora acordada se abrieron las puertas de la capilla para la aparición de la Cruz de Guía y el estandarte de las Angustias. La gente volcada un año más con la Señora sanroqueña que cuenta cada año con un gran número de jovencísimos penitentes de azul y blanco, los colores de la hermandad conocida también como de la Juventud.

Poco a poco asomaba la piedad por la puerta, uno de los momentos claves por el esfuerzo que los cargadores realizan por la estrechez de la puerta. Padres e hijos se unen en esta cuadrilla que llevan a las Angustias de forma primorosa por todo el casco, dejando momentos inigualables en la subida a la calle San Felipe.

Antes de iniciar su Estación de Penitencia, aún en la puerta de la Visitación, los 62 cargadores fueron girando el portentoso trono para saludar al Cristo Nazareno, que se encuentra también en esta capilla, ya preparado para su salida esta noche. Fueron unos momentos de gran emoción, especialmente para los mayores del asilo, que tienen un lugar de honor en las puertas de la capilla. La piedad, con su hijo muerto en los brazos y descansando sobre sus faldas y con toda la candelería encendida enfiló su estación de pentiencia por General Moscoso, acompañada por la Agrupación Musical Resurrección de Sierra de Yeguas (Málaga).

El paso llegó a la tribuna a las 22:30 buscando la carrera oficial antes escuchó varias saetas por las calles. La iluminaria del casco dejó momentos mágicos al paso de la Virgen por la calle Málaga.

Rosas rojas fue todo el adorno ayer de este trono sobre una base de esparraguera verde, dejando a su paso un año más el olor a azahar que llevaba repartido por el monte floral.

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