"La autopista Cádiz-Sevilla jamás será gratuita, ni aunque algún día gobernemos nosotros en Madrid. El Estado ingresa mucho todos los años de la concesionaria y, además, se ahorra los costes de conservación de una carretera de casi 100 kilómetros. Y liberarla sería un mal negocio que ningún Gobierno español se podrá permitir". Esta frase tiene ya más de 15 años de antigüedad y partió, en una conversación privada, de un alto cargo que tenía entonces Izquierda Unida en la provincia. Hacía poco tiempo que el Gobierno de Aznar había decidido prorrogar el peaje de la autopista 13 años más y las críticas en la provincia de Cádiz ante esta decisión gubernamental no cesaban.

Ahora, cuando restan apenas cinco años y tres meses y medio para que, en teoría, la AP-4 pase a ser gratuita, la ministra de Fomento anuncia en Sevilla la reactivación del proyecto de desdoble de los 70 kilómetros de la vieja N-IV que aún están sin desdoblar, en concreto entre el aeropuerto de Jerez y Dos Hermanas. Y mientras en los pueblos de Sevilla que llevan años reclamando esta autovía el anuncio de la ministra provocaba ayer cierta satisfacción no exenta de cautela, aquí en la provincia de Cádiz, donde tenemos todos un máster en prórrogas del peaje de la autopista, surgía cierto resquemor ante una noticia que, a priori, debería ser positiva.

¿Por qué va a hipotecarse el Ministerio de Fomento en plena crisis económica ante un proyecto tan costoso cuando, en teoría, sólo quedan cinco años de peaje en la autopista? ¿Hay gato encerrado o efectivamente la idea del Gobierno es que dentro de ocho, nueve o diez años, cuando esté totalmente duplicada la N-IV, haya dos autovías gratuitas y paralelas que conecten Sevilla y Cádiz? A bote pronto, y a la vista de los precedentes, parece raro que esto último suceda, ya que desde hace muchos años Cádiz es la única capital andaluza que carece de una autovía gratuita que la conecte con la capital de la comunidad andaluza.

Además, la ministra de Fomento confirmaba ayer lo que ya había anticipado el pasado junio la delegada del Gobierno en Andalucía, Carmen Crespo: que se está negociando con la concesionaria una rebaja de hasta un 50% de las tarifas que abonan actualmente los camiones para circular por esta carretera de pago. Y la ministra lo vende como que el objetivo es descongestionar de tráfico pesado la N-IV para intentar rebajar sus altos índices de siniestralidad.

Curiosamente una rebaja de las tarifas fue lo que negoció el primer Gobierno de Aznar con Aumar en 1997, coincidiendo con la última prórroga del peaje. Entonces ese descenso de las tarifas fue bastante elevado y con carácter generalizado, porque se beneficiaron todos los vehículos, tanto los camiones como los turismos. Pero, claro, todo ello fue a cambio de que la autopista siguiera siendo de pago hasta el 31 de diciembre de 2019, cuando hasta entonces la fecha prevista para acabar con ese peaje era el mismo día pero del año 2006.

Nada dijo ayer la ministra sobre una hipotética prórroga del peaje en la AP-4. En los tres años que lleva en el cargo su única referencia al respecto se produjo en noviembre de 2012, cuando afirmó públicamente en un almuerzo en Jaén con directores de medios de comunicación de toda Andalucía que "mientras yo sea ministra de Fomento ese peaje no será prorrogado".

La autopista Cádiz-Sevilla fue inaugurada en 1969 y tendría que haber quedado libre de peaje el 30 de julio de 1993. Pero las prórrogas consecutivas aprobadas por los gobiernos de Adolfo Suárez, Felipe González y José María Aznar ampliaron esta fecha la friolera de 26 años y medio más. Y con una autopista más que amortizada y con una sociedad harta de tener que pagar, la provincia de Cádiz cruza los dedos y confía en que en el anuncio de ayer no haya segundas intenciones, que la ministra de Fomento cumpla su palabra y, ya puestos, que a Rajoy no se le ocurra cambiar a Ana Pastor de cartera.