Pasarela

Navidad vintage

  • Sentir nostalgia es la mayor evidencia de que seguimos vivos

La Navidad es el sabor a polvorón, a ese caldo de la abuela. Es el sonido de la risa con amigos, los abrazos con la familia y la ilusión de los pequeñines de la casa. La Navidad son regalos, las luces del centro de nuestra ciudad, el árbol que preside nuestro salón. Es el color rojo, el brindis con champán y una chimenea chispeante. También es esa báscula olvidada en un rincón del baño durante unas cuantas semanas, ese reloj que llega a las doce, un billete de avión, un calendario por estrenar y la tarjeta de crédito temblando tras pasar por una gran superficie. Pero no sólo eso. La Navidad es un sentimiento, un beso con la pareja que te dice que todo irá bien. La Navidad son nuevos propósitos, echar de menos a alguien, un christmas y gente abrigada paseando por la calle. El futuro y el pasado. Es un recuerdo tras otro que se agolpan sin percatarnos en nuestra cabeza. La Navidad es, para todos y de una forma u otra, un sinónimo de nostalgia. Nostalgia que lejos de entristecer debe hacernos pensar que estamos vivos.

La Navidad son imágenes en forma de película, de anuncio de televisión, de revista, de fotografía. Es un anhelo de lo que hemos vivido mientras disfrutamos del presente y soñamos con el futuro.

La Navidad es glamour, es estilo, la época del año en la que no desentonan las lentejuelas y en la que hablamos de matasuegras sin que suene a delito. También es sinónimo de resquemor, de añoranza, de Los diez mandamientos y la capa de Ramón García. La Navidad es el cante alrededor de una candela en Canal Sur, es el Rey hablándonos desde Zarzuela, son las celebrities bañándose en el Caribe y el anuncio de Freixenet. Es el canto de los niños del Colegio de San Ildefonso, es ver en televisión el cava volando a las puertas de las administraciones en la hora del almuerzo, las películas Disney en el prime time y los mensajes de balance en las redes sociales.

La Navidad es magia. Es esa época del año que, para bien o para mal, a nadie deja indiferente. Son los villancicos de Raphael y las penurias sobre la mesa. También es el Hollywood clásico, es la belleza de Liz Taylor en la pequeña pantalla, es Marilyn poniéndose al mundo por montera, es Sofía Loren haciendo un guiso navideño a la italiana, Grace Kelly abriendo regalos bajo el árbol y unos recién casados don Juan Carlos y doña Sofía jugando en la mañana de Reyes con sus hijos. La Navidad es el espumillón, la lotería, el Santa Claus -no Papá Noel- de Cocacola, es Macaulay Culkin siendo ese eterno niño que se pone loción de afeitar. La Navidad es turrón, es guay , es vintage.

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