el mástil

Paolo / Tobalina / Paularosso31@hotmail.com

Amor por el saber

ELXISTE una postura de adoctrinamiento empeñada en separar el arte de la ciencia cuando ambas forman parte de un todo global llamado conocimiento. Hablando de esto con mi querida Rosa, me remitió a que leyese un artículo de Muñoz Molina en el que expone que allá por el siglo XVIII estas cosas no pasaban ya que "el conocimiento puro era una pasión tan heroica como la poesía". Entre los muchos ejemplos ilustrativos que atesoran esta convivencia destacaría dos; el del compositor Hadyn donde se asegura "que el sobrecogimiento de mirar por el telescopio de Herschel, el más grande construido nunca, le inspiró para componer su oratoria La Creación que contiene alguna de la música más memorable de aquellos tiempos; por otro lado, "en La edad de los prodigios Richard Holmes volcará toda su erudición y todo su talento narrativo en el gran relato épico de la pasión humana por aprender, por descubrir, por explorar, por experimentar, por imaginar con solidez y rigor lo que todavía no se sabe si existe".

Esta semana, en una clase de Lengua con mi alumno Nando, intentando llegar a un acuerdo de qué libro leeríamos juntos este verano, apareció con un tocho que recogía la biografía de un inventor visionario contemporáneo al que admira: Steve Jobs. Para convencerme de su elección, reprodujo de memoria una frase de este genio: "Las personas lo suficientemente locas como para pensar que pueden cambiar el mundo, son las que lo cambian".

Y observando sus incipientes maneras de sabio adolescente, que aunque intente ocultar, le delatan, nada objeté a su elección ya que quién sabe si va camino de llegar ser uno de esos imprescindibles locos.

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