Cultura

Houston, tenemos unas moscas

Resulta llamativo que en pleno apogeo industrial de la animación digital 3D, cintas que no nacen en el seno de Hollywood, tal es el caso de esta producción belga o de la próxima Planet 51, de producción española, se revistan precisamente de un formato estándar que pasaría perfectamente por norteamericano. Más aun, lo hacen imitando no sólo su tipología de personajes, su ya conocida antromorfización del mundo animal o sus edificantes historias fantásticas con moraleja familiar, sino que además sitúan su paisaje y sus referencias iconográficas en los mismísimos Estados Unidos.

Vamos a la luna puede venir así de Bélgica y estar realizada por animadores flamencos y europeos, pero aspira a conquistar los mercados de la animación internacional (también las salas especiales de formato IMAX) haciéndose pasar por un producto norteamericano como los que salen de Pixar, Dreamworks o Fox. Tanto que su historia es la de tres horribles moscas de ojos grandes empeñadas en viajar a la luna en el Apolo 11 y su paisaje no es otro que el de la Norteamérica feliz de finales de los años 70.

Como también es costumbre, los guionistas intentan sacar partido argumental al clima de la época y, además del viaje espacial, el aire nostálgico y los numerosos y cansinos chistes fáciles sobre moscas, dejan caer unos cuantos guiños para adultos a propósito de la carrera espacial entre Estados Unidos y la URSS en los tiempos de la Guerra Fría.

Todo, claro está, convenientemente rebajado para un espectador infantil al que tal vez pase desapercibida una animación aún por debajo del nivel de virguería técnica, calidad y sofisticación de sus referentes norteamericanos.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios