Cultura

'Media vida': "Sosiego… sin aspavientos ni fatales sobresaltos"

  • El guitarrista ha elegido un discurso exclusivamente instrumental, sin añadido de cante

Escribe el maestro José Luis Ortiz Nuevo que "la guitarra de Patino es un lujo de sosiego, una invitación para abandonar el caos y poder centrarse en el disfrute de escuchar sin aspavientos ni fatales sobresaltos". Ciertamente es así. La escucha de Media vida depara largos minutos de pacífico deleite dentro del sinfín de músicas que se reúnen en los diez temas que componen la grabación. Pero también está la tensión que da la variedad de unos estilos presentados siempre con mucha elegancia. Se trata, además, de composiciones que contienen mucha música o "mucha información", como prefiere decir Javier. "A veces me ha ocurrido que tenía tantas falsetas… Y había que ponerlas. Tanto que de un tema se pueden sacar hasta cinco", explica. Está así la rondeña, con su inspirada introducción libre; dos tandas de bulerías, que se oponen en los acentos y se igualan por su sutileza; un zapateado de sostenidos picados o los fandangos que lucen un toque muy ligado, como le ocurre a los tanguillos. También soleá, rumba y la virtuosa granaína final que transporta toda la atmósfera del estilo.

El guitarrista ha elegido un discurso exclusivamente instrumental sin añadido de cante. "No es por nada, es que es lo que yo hago y no he visto necesidad de añadirle unos coritos para que se escuche más o sea más comercial". Otra de las características de la grabación es que la guitarra siempre va natural, en ningún momento se ha doblado en estudio. Las aportaciones de otros colaboradores son puntuales. Javier llama la atención sobre las del violinista Alexis Lefèvre, del que dice que, literalmente, "se pegó" en dos temas: la rondeña en su parte a compás, en la que protagoniza un prodigioso pizzicato flamenco, y la soleá, a la que añade matices de emoción. Esta composición, que procede del espectáculo Dime, tiene una significación especial. Está dedicada al desaparecido maestro Manuel Soler que en dicha obra salía a escena haciendo un zapateado sobre su música. Otras aportaciones son las naturales y siempre precisas de percusión del productor Di Geraldo, que también se encarga de las palmas junto a Tomasito, las de Pablo Martín al contrabajo en cuatro de los temas, y el baile en la mencionada soleá de Barón, que igualmente se encarga de jalear en otros temas al lado de Carlos Grilo y el cantaor David Lagos.

Además de la dedicatoria a Soler, el disco contiene otras más. Entre ellas destaca la del maestro Balao, a quien regala los fandangos, y también la granaína para "su" Juana o la rondeña a su primo Carlitos. Y es que los temas del disco han recibido nombres de lugares y personas que guardan estrecha relación con el guitarrista. San Miguel (bulerías), Calle Barja (zapateado), Mundo nuevo, un tanguillo para el que fue su colegio, aunque no lo diga, Del olivar (bulerías). Una grabación, pues, muy personal que suena tan actual y fresca como flamenca.

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