La Crítica

Adiós de lujo

  • El virtuoso Ara Malikian cierra el Encuentro Internacional de Guitarra Paco de Lucía con un concierto brillante en un parque abarrotado

El público se puso en pie, presa de la emoción, cuando en el violín de Ara Malikian sonaron las notas de Zyryab, la canción del disco homónimo con la que Paco de Lucía homenajeó al bagdadí-córdobés Abu Al-Hasan Ali ibn Nafi, el padre de la música de Al-Andalus. El momento de emoción resume el fantánstico cierre con el que Malikian despidió anoche el III Encuentro Internacional de Guitarra Paco de Lucía en el parque María Cristina. Este concierto, que forma parte de su gira titulada Tour 15, clausuró de forma inesperada esta lujosa muestra musical. Inesperada por este espectáculo tuvo que haberse celebrado en la noche del martes pero, por problemas de salud, Malikian pospuso la cita a la noche del domingo.

El nombre del espectáculo corresponde al tiempo que lleva en España, una etapa en la que ha dedicado su tiempo a interpretar clásicos populares con la creación de su material propio. Es en este apartado donde más poderoso lo vemos, porque es su esencia y su personalidad la que posee el mensaje más relevante.

Se trataba de una gala muy esperada por los cientos de fans con los que cuenta el artista libanés, público que llenó el parque María Cristina impregnando de sabor la noche del domingo. Malikian aapareció desde el público para subirse al escenario y ofrecer una propuesta en la que su violín se hizo protagonista, y ya es difícil atraer a un espectador tan diverso y de distinto carácter con un instrumento poco mediático por esta zona.

Pero la llave que Malikian utiliza para abrir las cajas de sentimientos de los que se prestan a oírlo es su transmisión sana a partir de la universalidad de su lenguaje. Este joven maestro violinista que no tuvo una infancia fácil, pues vivió sus primeros años de edad por los campos de refugiado de su tierra, posee la facilidad pasmosa de producir sonidos misteriosos, esclarecedores, simpáticos y amargos a la vez. Porque no es sólo su magnificencia musical la que enamora, sino su carisma personal. Un ser especial, sin duda. Y creo que es una de las claves de su éxito en el escenario.

Mira, sonríe, el público lo agradece, interactúa, se agacha, se levanta, se toca el pelo, hace guiños a sus compañeros de escenario, se emociona… Una auténtica bomba comunicativa que no deja indiferente, te guste o no la música clásica. Podríamos decir que Malikian rompe con todos los clichés artísticos de este tipo de músicos, que a priori parecen extremadamente serios y formales. Y no es que éste no cumpla estas premisas, pero todo lo que hace mantiene firmeza desde el aspecto más divulgativo, con la facilidad de llegar a todos los públicos.

Vuelan sonrisas mientras se disfruta de la música clásica. Aprendimos disfrutando. En este concierto cuenta con acompañantes a la percusión, también conviven otros violines, el contrabajo y elementos sonoros propios de la espontaneidad y el ingenio, como el zapateado.

Este paradójico intérprete de música clásica fusiona su sonido con aires flamencos, se acerca a los sones árabes y judíos, no se olvida del tango argentino y se introduce en la música klezmer, propia de Centro Europa. Su virtuosismo quedó por encima del resto de grandezas que posee en su interior. Exterioriza todo su conocimiento a través de símbolos de suma belleza que impactan en nuestros oídos y en la vista, porque resulta un conjunto perfectamente armónico en el escenario. El arte, dicho desde el punto de vista de lo innato. La técnica se aprende, pero el duende, utilizando un término flamenco, sale de la esencia y de la personalidad de cada uno. Público en pie y queriendo más de él, no porque no lo diera, pero lo bueno nunca cansa.

Violín: Ara Malikian. Lugar: Parque María Cristina. Fecha: Domingo, 24 de julio. Aforo: Lleno. 

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