Cómics

Terrores atómicos

Estación 16. Hermann, Yves H. ECC. 56 páginas. 12,95 euros.

Hablar de Hermann es hablar de uno de los principales autores del tebeo francobelga de las últimas décadas. Suyas son series tan imprescindibles como Jeremiah o Las torres de Bois-Maury, ejemplos de maestría en el arte del cómic. El también historietista Yves H. es su hijo, y juntos han firmado numerosas obras a lo largo de sus carreras. Este es el caso de Estación 16, el interesante álbum (publicado en su idioma original este mismo año) con que ECC abre su línea de productos europeos: el guion es obra de Yves H., y Hermann firma tanto los dibujos como los colores.

La historia nos traslada al frío archipiélago de Nueva Zembla en Tierra del Norte, en el mes de mayo de 1997. Un grupo de soldados destinados a dicha región de la Federación Rusa, famosa por ser el escenario de 135 pruebas nucleares soviéticas, recibe una llamada de radio solicitando el rescate urgente de los heridos de la estación 16. Lo extraño del asunto es que la tal estación meteorológica lleva medio siglo abandonada, desde los tiempos de Stalin, y debería estar deshabitada. Con todo, los militares deciden enviar un helicóptero con una pequeña patrulla para investigar la inesperada comunicación. La misión consiste en un reconocimiento rutinario, pero ya desde el principio las cosas comienzan a torcerse: el vehículo ha de atravesar una repentina y peligrosa tormenta de nieve y casi se estrella. De ahí en adelante, no dejarán de sucederse episodios violentos y encuentros tan imposibles como terroríficos.

Estación 16 mezcla thriller y ciencia ficción, al estilo de un viejo episodio de En los límites de la realidad, con el telón de fondo de los macabros experimentos llevados a cabo durante el periodo soviético. Tiene no pocos puntos de giro y quizá el lector acaba anticipando parte de los misterios argumentales, pero no por ello deja de ser una historia efectiva y bien trabada. La labor gráfica, por su parte, resulta excelente, pues la capacidad de Hermann para el storytelling es absoluta y el estupendo coloreado refuerza lo angustioso de la trama.

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