Mundo

Berlín, un refugio para los filtradores de información

  • Por la capital alemana han pasado numerosos colaboradores ligados a las filtraciones de Snowden y WikiLeaks.

Llegan de incógnito, trasladan documentos encriptados, buscan poder trabajar en la clandestinidad, al margen de la mirada atenta de los Estados. Los medios los detectan en el aeropuerto y luego les pierden el rastro. Si uno intenta seguir los pasos de los filtradores que han generado mayor revuelo durante este último año, todo parece apuntar a una misma ciudad: Berlín.

Laura Poitras, Sarah Harrison y Jacob Appelbaum son algunos de los activistas que han elegido esta ciudad centroeuropea para pasar un tiempo. Y el propio Edward Snowden, que filtró miles de documentos sobre los programas de espionaje de Estados Unidos, mostró recientemente interés en cooperar con Alemania, apuntando a un posible asilo en el país.

¿Por qué Berlín? La pregunta no se puede responder a primera vista. La asociación de hackers Club Caos Computer es alemana. Y es particularmente activa. Sus actividades contra la vigilancia estatal y a favor de una mayor protección de datos tienen una larga tradición. Sin embargo, no se puede decir a ciencia cierta si juega algún papel en el entramado de las filtraciones y en el cobijo de los filtradores.

Lo cierto es que Sarah Harrison, periodista británica que viajó con Snowden en su huida a Hong Kong y luego lo acompañó a sol y sombra en Moscú, llegó el pasado fin de semana a la capital alemana. Al arribar a Berlín fue recibida por miembros de la plataforma WikiLeaks y trasladada a un lugar desconocido, según apuntó la revista Der Spiegel.

En Berlín también vive desde mediados de año Laura Poitras, figura clave en la revelación de la documentación filtrada por Snowden. Su nombre se menciona con menos frecuencia que el del periodista Glenn Greenwald, pero la productora y cineasta estadounidense fue uno de los principales nexos de Snowden en los recientes operativos que generaron escándalos a nivel mundial. "Temía que un día el FBI derribara mi puerta. Tenía la sensación de que no podía proteger mi material en Estados Unidos", dijo Poitras a mediados de año en entrevista con The New York Times. Poco después, se supo que había viajado a Berlín.

La estadounidense había sido incorporada por el gobierno de su país a la lista de individuos susceptibles de cometer actos terroristas, en particular después de producir el documental My Country, My Country (Mi país, mi país), que aborda de un modo crítico las estrategias de lucha contra el terrorismo de Estados Unidos.

Jacob Appelbaum, especialista en seguridad digital que trabajó para la plataforma WikiLeaks y estuvo en contacto con Poitras, también optó por Berlín a la hora de buscar refugio. El estadounidense, que publicó junto al cofundador de WikiLeaks Julian Assange un libro sobre los peligros que plantea internet pese a ser considerada una herramienta de liberación y emancipación, se muestra mucho más en la escena pública que su colega Poitras. Él fue quien pronunció el discurso en agradecimiento por el Premio al Filtrador otorgado a Snowden este año. ¿Dónde? En Berlín. Y en septiembre, al celebrarse una manifestación contra la omnipresencia de los servicios de inteligencia, fue Appelbaum quien habló ante quienes se habían reunido bajo el lema "En vez de miedo, ¡libertad!". Lugar: Berlín.

David Miranda, pareja brasileña de Greenwald, fue retenido en agosto de este año en el aeropuerto de Londres cuando viajaba de regreso a Río de Janeiro. Según se informó, regresaba de Berlín, donde se estima que se reunió con Poitras.

¿Es Alemania un lugar ideal? Ni Snowden ni Assange, las figuras más visibles de las recientes filtraciones, están en Alemania. Pero no se encuentran en Moscú y la embajada ecuatoriana de Londres por propia elección. Son las ciudades en las que quedaron varados ante las advertencias del gobierno estadounidense y ante las reticencias de otros países a acogerlos arriesgando una ruptura en las relaciones bilaterales.

La ciudadanía alemana es especialmente celosa cuando se trata de la privacidad de su información. Y el gobierno presta especial atención a cómo responde a las exigencias de la opinión pública, por ejemplo, cuando se trata de esclarecer escándalos como las escuchas reveladas por Snowden, que llegaron a afectar comunicaciones de la canciller, Angela Merkel. Sin embargo, hasta ahora el país se ha limitado a dejar entrar sin objeción a todo activista que no ponga al gobierno en aprietos frente a Estados Unidos. Pero se niega tajantemente a evaluar la posibilidad de otorgar asilo al propio Snowden. Cabe preguntarse con qué ojos mirará el gobierno alemán el hecho de que Berlín se convierta en punto de encuentro de varios de sus principales colaboradores.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios