Tarifa necesitaba un lugar desde donde difundir la riqueza ambiental que tiene su entorno y orientar al turismo que visita la ciudad. Ese lugar es el Centro de Interpretación de Cetáceos y Aula del Mar de Tarifa (CICAM), que en su primer año abierto ha recibido a más de 6.000 personas en una de las mejores temporadas de avistamiento por el escaso levante que ha soplado este verano en el Estrecho. De ellas, varias decenas quisieron dejar la huella de su paso con agradecidos mensajes en un libro de visitas que la Asociación de Avistadores de Cetáceos del Estrecho, Tarifa y Andalucía (ASACETA) guarda como oro en paño para animarles a seguir trabajando.

Elena Téllez y Ana Cruz fueron las encargadas de guiar durante el verano, desde junio hasta octubre, a todo aquel que durante la mañana se acercó al edificio demandando información. Desde ASACETA aseguraron que si los recursos hubieran dado para abrir durante la tarde o si hubiera habido para publicidad, el número de visitantes se habría, como mínimo, duplicado. La puesta en funcionamiento, terminación del edificio, dotación y trabajo del día a día supuso a la asociación más de 18.000 euros de recursos propios. Ahora, elaboran proyectoa para buscar financiación para la próxima temporada para poder darle continuidad a este bien que ha supuesto un complemento para divulgar, informar y promocionar los bienes que ofrece el entorno.

Este verano, las cuatro empresas de avistamiento de cetáceos que trabajan desde Tarifa con cinco barcos llevaron a avistar delfines comunes, mulares, rorcuales, cachalotes y orcas a más de 70.000 clientes. Desde ASACETA contaron que pocas veces el tiempo ha acompañado tanto como este verano, con vientos suaves que permitieron salir muy a menudo. Sin embargo, tampoco supuso un mayor negocio para las empresas, porque lo que ocurrió es que los clientes pudieron elegir casi sin temor a quedarse en tierra el día en que querían salir a ver cetáceos, y se repartieron. Probablemente, la mayoría pasó por el CICAM para obtener información sobre cómo funcionan las mareas y las corrientes, cuáles son las especies que pasan por el Estrecho en su migración y cuáles son residentes, entre otras curiosidades y secretos que mantiene el medio ambiente sólo para unos pocos que se interesan en cómo interpretar la naturaleza.

La información que ofrecieron Elena y Ana este verano, desde luego, gustó. No hay más que mirar el libro de visitas, que tiene mensajes en varios idiomas. De hecho, de los 5.900 visitantes registrados en el CICAM desde mediados de junio, cuando se inauguró, hasta octubre, cuando cerró la temporada, el 14% fue población local, un 66% fue turismo nacional y el 34% restante fue internacional, procedente de hasta 40 nacionalidades diferentes.

Y a todos pareció haberles encantado la idea y la información recibida. Desde pequeños que aseguraron que a partir de ahora cuidarán más su entorno a tarifeños que viven fuera y que celebran que la localidad crezca en recursos. También hay mensajes en ruso, árabe, alemán, italiano, francés e inglés.

Además de las dos trabajadoras del CICAM, el centro contó con personal en prácticas de la escuela taller Tarifa en ruta, lo que permitió que dispusieran de las instalaciones y de la actividad del centro para adquirir experiencia en visitas guiadas y también ampliar la oferta del centro, que pudo contar durante un tiempo con más profesionales. Cada día, entraban de media unas 60 personas. El centro también colaboró con proyectos relacionados con la investigación, protección y conservación del medio marino, como Ocean Eyes, dedicado a la recopilación de datos por medio del submarinismo convencional.

Una herramienta, un valor añadido al turismo, a la imagen de la comarca y a la actividad de las empresas que explotan los recursos naturales del Campo de Gibraltar que ha sido todo un éxito este verano, limitado, eso sí por la falta de recursos. Por eso ya trabajan en su continuidad para el próximo verano.