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Un euro, once dírhams

  • Cientos de miles de inmigrantes marroquíes aprovechan la Semana Santa para volver a casa a través del puerto de Algeciras en un viaje de 24 horas

Cambiar euros a dírhams es solo el comienzo del esperado camino de vuelta a casa para muchos de los marroquíes residentes en España, la segunda comunidad inmigrante más numerosa del país, que aprovecha estas vacaciones para emplear hasta 24 horas de viaje, que comienzan en la Nacional 4 y culminan con el paso del estrecho de Gibraltar a través del puerto de Algeciras.

Esta Semana Santa las navieras instaladas en elr ecinto algecireño viven una de las campañas más intensas del año. Se calcula que en tan solo una semana cientos de miles de inmigrantes marroquíes, de España y de otros países europeos, realizarán viajes de ida y vuelta en los enormes buques que atraviesan el estrecho con destino a Africa.

Durante unos días, el ciclo migratorio se invierte y los ciudadanos marroquíes que residen en España emprenden una ruta que, dependiendo del destino, puede llegar a durar hasta 24 horas y que comienza en Madrid o Cataluña. Solo en esta última comunidad residen cerca de 280.000 inmigrantes marroquíes, según datos de la Generalitat.

Una de ellas es Rachida, mujer de 45 años que viajará en autobús hasta Algeciras para después tomar el barco hasta Ceuta y de ahí el coche hasta Tetuán, su destino final y donde le espera una familia que no ve desde hace siete años.

"He aprovechado que tenía unos días sueltos para viajar, ver a mi madre, a mis primas", cuenta rodeada de maletas en la estación Sur de autobuses de Méndez Alvaro, la más grande de la capital y que transporta alrededor de 25.000 viajeros al día.

En la misma estación se encuentra Majid, también marroquí, que viaja con su madre aprovechando las vacaciones para asistir a la boda de un amigo.

Ambos viajan gracias a uno de los paquetes que organizan las agencias de viajes y que incluye autobús, barco y a veces tren desde cualquier punto de España hasta Marruecos por unos 150 euros.

La madre de Majid lo considera un desembolso costoso, sobre todo teniendo en cuenta que el sueldo medio de un marroquí es de 938 euros al mes según datos del INE, aunque asegura que "merece la pena. Para mí un día es suficiente".

En Europa hay unos 3,5 millones de inmigrantes marroquíes, de los cuales aproximadamente un 20% residen en España, donde representan la segunda comunidad inmigrante más numerosa después de la rumana.

El boom de la construcción a partir del año 2000 atrajo a miles de familias marroquíes como la de Majid, que se establecieron en España en trabajos "poco cualificados", apunta el informe Crisis e Inmigración en España del colectivo Ioé.

En el mismo informe se relata cómo lo que denominan "efecto llamada" se redujo significativamente a partir del año 2008 a causa de la crisis económica, que dejó al 60 % de ellos en el paro y a uno de cada tres hogares marroquíes sin ningún ingreso mensual.

La crisis llevó a muchas de las mujeres marroquíes a buscar empleo y a compaginarlo con el trabajo doméstico y los hijos desde muy jóvenes, pues un 25 % es madre antes de los 24.

Una de ellas es Bouchra, que espera el autobús acompañada de su hijo de 4 años y de sus padres, también con destino a Marruecos. Pertenece a la segunda generación de inmigrantes que hablan un español casi perfecto y modifican las estadísticas, pues han dejado de depender económicamente de su marido para subsistir.

El reencuentro de las nuevas generaciones con su tierra natal estas vacaciones es una realidad de la que también se han hecho eco los españoles residentes en el país africano.

"Marruecos, aunque sea país musulmán, da vacaciones en estas fechas, escolares y laborales", asegura desde Casablanca el estudiante español Julio C. Piñeiro, que ha observado estos días cómo más de la mitad de los visitantes a Marruecos son nacionales que están de visita.

Fátima también parte estos días para Marruecos. A pesar de tener la nacionalidad española, reconoce que "es necesario escaparse" al hogar donde uno se crió: "la gente está cansada *sabes? por eso quiere irse unos días. Yo me siento feliz en Madrid, pero también necesito volver a casa", cuenta antes de coger el autobús.

Su destino final es Melilla, donde estos días siguen esperando al otro lado de la frontera cientos de inmigrantes subsaharianos que esperan para cruzar a España.

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