Pocas personas en el Campo de Gibraltar pueden presumir de tener en su agenda el teléfono del ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente y que éste atienda sus llamadas. María Oliva Corrales ha cumplido un año como patrona mayor de la Cofradía de Pescadores de Algeciras en una época durísima para el sector -para su familia, como ella les llama-, aunque con la seguridad que da el apoyo de sus compañeros.

Sólo hay que andar con ella por el muelle pesquero para darse cuenta de que su trabajo se valora, y así de arropada se siente por los suyos y por quienes mandan. "Yo cualquier problema o cualquier cosa, sólo tengo que llamarles y ahí están", reconoció. Conoce a todos en el puerto y a todos pregunta por su gente y sus barcos. "María, ¿cuándo vienes por mi casa?", le preguntó un pescador. "Se creen que yo tengo tiempo para visitas... porque lo de la cofradía lo hago por nosotros, por que esto no se pierda. Además trabajo en un bar y llevo mi casa, que no es poco", contó la patrona a este diario durante la entrevista de camino a la lonja.

"Hemos entrado con buen pie en el año, como yo suelo decir. Va funcionando todo porque tenemos lo de Marruecos, que sólo queda que lo planteen en el parlamento marroquí", valoró la patrona mayor, con su cruz marinera siempre al cuello.

Tiene experiencia en aquellos caladeros. De familia de pescadores, está poniendo al día su barco, el Muñí, que está en Barbate y hasta allí se trasladará a diario su tripulación para iniciar la faena en Marruecos, para evitar gastos excesivos en gasoil hasta Algeciras, aunque los aparejos, carnada y costos los llevarán desde aquí, como siempre.

"Dime tú si un barco 26 meses parado en el puerto no se deteriora y una vez que empiece a andar le vendrán más cositas", añadió. Al menos 12 embarcaciones tienen licencia para faenar en el caladero saharaui y están pendientes del reparto de otras cinco entre Conil, Barbate y Algeciras.

"Y ahora llevamos unas dos semanitas que parece que hay voraz". Los pescadores achacan a la existencia de atunes en los caladeros la falta de especies más pequeñas como el voraz. "Hay veces que cuando han vendido atunes les han abierto la tripa y tenían comezón de voraz. Entonces, claro que no podía haber. Pero no sé si por la ida o la vuelta de los atunes... el hecho es que los barquitos están haciendo algo en Ceuta. Han hecho 20 kilos, 30 kilos, algunos 40 kilos, que ya eso es una victoria aquí, tal y como estaban las cosas porque no había nada de nada de nada", señaló.

"El voraz o Marruecos son las pesquerías que tenemos aquí porque envergaduras grandes ya no hay, excepto alguno que pida permisos temporales y pesque por el Atlántico o por el Mediterráneo a la aguja palá [pez espada]".

Gibraltar es otro de los frentes de la familia pesquera de Algeciras, aunque después de que seis de los barcos recibieran las ayudas, reconoce que la cosa se ve algo diferente. Pero eso sí, el problema continúa. "Ningún barquito se atreve a ir a pescar por aquellos alrededores porque pierden el día, pierden la noche y no pueden trabajar", reconoció.

Ahora parece que todo va rodado, pero este año ha sido duro. "Hemos tenido los 44 barcos completamente parados. Los únicos que podían salir eran los de cerco y de trasmallo y fíjate los problemas que hemos tenido, porque además es que no pueden ir más lejos. Alrededor de Gibraltar y los del trasmallo alrededor del arrecife hasta la boca de la bahía para acá", señaló.

Y los inicios, que siempre son difíciles. "Me encontré esto de una manera que yo no sabía por dónde le iba a meter mano, todo estaba tan abandonado y tan dejado que yo decía 'Dios mío, en dónde me he metido'. Pero bueno, para mí es una cosa muy buena porque lo que estoy haciendo por mis pescadores, mi familia, como yo les digo. Y apoyándome como me están apoyando pues va la cosa mejor", valoró.