Maritimas

La belleza de Bolonia, en frasco pequeño

  • Un proyecto de innovación educativa propone con éxito el uso de algas marinas en la cosmética Un grupo de 16 alumnos de Tarifa aprende a aplicar este recurso

La gente suele decir que la llegada de algas a la orilla es una de las mejores señales de la buena salud del litoral y quienes visitan Tarifa en verano saben que es común bañarse entre ellas o pasear por sus kilométricas playas sorteándolas. Normalmente tratadas como residuos, un grupo de estudiantes de los núcleos rurales de Bolonia y Facinas ha aprendido a verlas como recurso en un proyecto educativo emprendedor. El resultado es una amplia gama de cosméticos nacidos en el Parque Natural del Estrecho y una oportunidad de negocio para el desarrollo local.

El plan educativo se llama Algas de Bolonia y lo ofrece la Sección de Educación Permanente de Tarifa, impartido por el profesor Antonio Vegara. "Para mí, que llevo 21 años en la docencia, es la vez que más me he sentido realizado", aseguró el maestro, muy ilusionado por el potencial que el aprovechamiento de las algas puede suponer para las zonas rurales de Tarifa y las posibilidades que tiene para emprender.

Y es que ese vegetal marino que suele molestar a bañistas tiene muchas posibilidades, si se busca aplicación. La bióloga Aurora Ruiz Tabares está en ello desde hace años. En una ponencia sobre los usos de las algas en el Parque Natural del Estrecho que organizó la asociación Garum contó que las más comunes en la zona son las algas pardas, de dos especies, principalmente, y que aquí de manera tradicional se han usado como abono. Suralgae, en San Fernando, las aplica a la alimentación. Ahora, a la cosmética gracias al proyecto de innovación educativa Algas de Bolonia.

"Empezamos el 15 de septiembre de 2011 como un curso normal y ordinario desde cero. Tan desde cero que empezamos pensando qué producto podía ser el polisacárido de un alga y terminamos trabajando el alga de forma diferente introduciéndola en cosméticos", contó Vegara, que trabaja con un grupo de 16 alumnos que se están formando en cultura emprendedora y en dermocosmética para fabricar cosméticos con el principio activo, de manera totalmente artesanal, ecológica y respetuosa con el medio ambiente, jabones, cremas y geles.

Su producción es muy limitada y la venta suele hacerse sólo en mercadillos educativos porque el objetivo es poner en manos del alumnado un producto innovador en España. "Hay personas que ya se han apartado de la cosmética industrial y estandarizada y se han enganchados a Algas de Bolonia", aseguró el maestro, que considera que el éxito de la iniciativa ha sido rotundo porque ya hay alumnas que han mostrado interés en usar las herramientas aprendidas para montar su empresa. Un proyecto para personas que viven mirando al mar para el desarrollo local verdadero. Con esa filosofía comenzó y esa es la clave de su éxito.

En los dos cursos que llevan de este proyecto que termina en junio, el grupo de Algas de Bolonia ha abierto paso a un camino de posibilidades, "Igual que hay gente que ahora recogen tagarninas, espárragos o caracoles, podemos ver dentro de 10 años recolectores de algas con su carnet y sus conocimientos y que pudieran sacarles rendimiento de manera controlada en una pequeña fábrica de extractos de algas que se podrían introducir no sólo en la cosmética sino en otros apartados bastante interesantes", consideró el profesor.

Además, este proyecto, en el que también está ligada la dirección del parque natural, ha logrado ver en la protección de la zona una oportunidad, además de un bonito paisaje que, por tradición, puede limitar el desarrollo. "Con imaginación y creatividad, los recursos marinos de Tarifa, del Estrecho, pueden darnos un verdadero distintivo de calidad", valoró Vegara. Si logran servir la belleza de Bolonia en frasco pequeño, seguro que tiene éxito.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios