La Línea

Don't disturb: se habla inglés

  • 45 jóvenes de toda España conviven cada semana en los cursos de inmersión lingüística de la UIMP La cercanía con Gibraltar hace única a la sede linense dentro del programa nacional

El ascensor se abre a la altura del segundo piso del Hotel Asur de La Línea y, de repente, el oído descubre que no se trata de una planta común. En el segundo de este hotel, entre mayo y octubre, sólo se puede hablar en inglés.

No se trata de una excentricidad de la dirección. Ni tampoco de una legión de turistas. Quienes tienen el mandato de hablar en el idioma de Shakespeare son jóvenes menores de 30 años de toda España y participan en el curso de inmersión lingüística de la sede linense de Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP). "La intención es que se sientan como estar en un país extranjero. Que practiquen y se comuniquen sólo en inglés", explica Álvaro Santos, coordinador del programa, en una de las habitaciones del complejo hotelero a la que se ha retirado la cama para habilitar un pequeño despacho.

En otras estancias de esta segunda planta tampoco hay donde dormir, porque el espacio central lo ocupan mesas redondas en las que los alumnos, agrupados de cinco en cinco, participan en las sesiones de conversación; uno de los puntales del curso.

La edición de este año del programa comenzó hace apenas unas semanas y por él pasarán hasta octubre 780 jóvenes; 14.000 en toda España puesto que se desarrolla en todas las sedes que la UIMP posee en el territorio nacional. Cada domingo llega al hotel una nueva promoción de 45 estudiantes, todos becados -sólo tienen que pagar el desplazamiento hasta La Línea-, para convivir en régimen interno hasta el sábado siguiente comunicándose en inglés. Para acceder al curso los alumnos deben haber sido becados por el Ministerio de Educación en sus estudios universitarios, de artes, Bachillerato o FP.

Cuando se inscriben realizan una prueba online que ayuda a preconfigurar los grupos por el nivel del idioma (de A2 a C1 en competencia oral). Ya en La Línea, las nueve clases se afinan con una entrevista personal el primer día para que el aprovechamiento y el trasvase de conocimientos sea máximo. "Es cien por cien oral. Y en los últimos años hemos notado un incremento de la demanda. De hecho, tenemos 60 plazas más. La mayoría tiene una edad en torno a los 18-20 años", expone Santos.

Durante la semana los grupos cumplen con un horario de sesiones de conversación en las que se abordan temas como la economía, sociedad, cultura, relaciones internacionales e incluso cómo buscar trabajo. Y el resto del tiempo, desde el desayuno a la hora de dormir, también rige la norma de la inmersión lingüística.

Pero no todo son clases. El programa suma actividades complementarias que van desde juegos en la playa, un taller de búsqueda de trabajo o una visita a Gibraltar para fomentar las relaciones sociales. El último es uno de los más demandados, sino el que más, por el atractivo de cambiar de país con sólo dar unos pasos desde el hotel. Algo que convierte a la sede linense de la UIMP en única dentro del programa.

Elena Domínguez y Álvaro Herrero jamás habían estado en la comarca. De Cáceres y Madrid, respectivamente, destacan que precisamente les atrajo la zona por la cercanía con la colonia británica aunque tenían pocas referencias. "Te metes de lleno en el idioma. Escuchar y hablar es la mejor forma de aprender otra lengua y aquí eso se hace sin tener que salir al extranjero", apunta Domínguez, estudiante de Música en el Conservatorio Superior.

Herrero, que cursa Biología, busca en este curso perfeccionar el B1 y también para abordar textos científicos publicados en este idioma. "Al llegar el domingo a mediodía lo primero que hice fue entrar en Gibraltar. Sorprende que te saluden en español y ver una cabina roja", reconoce. Ambos coinciden en que viajar y conocer otros idiomas supone un crecimiento personal y les concederá nuevas oportunidades.

Cada grupo tiene tres profesores nativos -con acreditación de las prestigiosas academias Berlitz y Open- que van rotando diariamente, así como un auxiliar de conversación para las horas de tiempo libre y convivencia.

La londinense Katy Golder, una de las profesoras, se muestra encantada con la experiencia y con sus compañeros. Es la primera vez que ejerce como tutora en estos cursos de la Menéndez Pelayo y resalta que prácticamente todo el programa se base en hablar. Porque romper el hielo ante desconocidos, y además en otra lengua, supone una de las pruebas de fuego a las debe enfrentarse cualquier persona que desee dominar otro idioma. "El lunes y el martes se están acostumbrando al curso. Aunque depende del estudiante, algunos muestran cierta vergüenza. El viernes ya son los mejores amigos", resalta Golder.

La docente también apunta a la cercanía con Gibraltar como uno de los atractivos de este enclave, junto con el sol y la alegría del sur. "Me encanta el sur", apunta.

"Para nosotros se trata de un programa de alto nivel, algo que consideramos importantísimo en una universidad del prestigio de la UIMP. Se hace un control muy exhaustivo sobre el seguimiento y adquisición de competencias, y a pesar de esa 'exigencia', las valoraciones son muy positivas", concluye Felicidad Rodríguez, directora de la sede linense de la Menéndez Pelayo.

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