La Línea

Muebles de inspiración linense

  • El instituto Virgen de la Esperanza imparte un FP dedicado al diseño y producción de muebles con una alta inserción laboral La formación dual da protagonismo a las prácticas en empresas

Quizás la silla donde se sienta tenga algo de linense. Lo que sí resulta totalmente seguro es que del instituto Virgen de la Esperanza de la ciudad salen cada año muebles con un diseño inédito. En este centro educativo se imparte desde el curso 2001-2002 el ciclo formativo de técnico superior en Diseño y Amueblamiento donde los alumnos aprenden el proceso completo de la creación funcional en madera.

Se trata de unos estudios que sólo ofrecen una veintena de institutos en Andalucía, tres de ellos en la provincia de Cádiz, en el que los estudiantes reciben la capacitación profesional para el diseño de mobiliario e instalaciones en madera (como estructuras de todo tipo -escaleras o pérgolas- e incluso viviendas) dado que además del aspecto y acabado se aprende a calcular parámetros como la resistencia, economía de fabricación e implementación a escala industrial o la ergonomía.

"Intentamos innovar tanto en diseño como en materiales para adaptarnos a las tendencias del mercado y para que los alumnos sean capaces de ofrecer algo distinto cuando sean trabajadores. De hecho, se trata de un ciclo formativo donde se genera empleo de calidad y en el que los alumnos válidos acaban teniendo trabajo. La inserción laboral es alta", apunta Juan Natera, jefe del departamento de Madera del instituto linense.

En total, el ciclo posee once alumnos en el primer curso y otros nueve en el segundo y suma un total de 2.000 horas entre teoría y práctica. Este curso se ha implantado el modelo de formación dual que concede un mayor protagonismo a la integración del estudiante en el ámbito empresarial. Hasta ahora, el FP constaba de dos cursos siendo el último trimestre del último año el dedicado a 370 horas de prácticas. "En la formación dual, este modelo cambia de forma que los alumnos reciben en el primer trimestre del primer curso una formación teórica adaptada. Los que aprueban todas las asignaturas de ese primer bloque pasan en enero a simultanear las clases con unas prácticas en empresas. De lunes a miércoles acuden a trabajar y los jueves y viernes vienen a clase. Este bloque comenzó el pasado 20 de enero", apunta Natera. Cuatro alumnos del primer curso ya han accedido a este programa dual mientras que los otros siete siguen con el plan habitual.

La implantación de la formación dual conlleva una mayor implicación y comunicación entre la industria y el centro. "El grado de comunicación de la empresa debe ser alto porque debe calificar al alumno a través de un tutor designado que le realiza un seguimiento. Como contraprestación, tienen opciones de contar con un alumno formado para sus necesidades, lo que mejora sus opciones de trabajo", destaca. Cuatro empresas tienen convenio con el instituto para estas prácticas profesionales.

El perfil de los estudiantes de este ciclo formativo resulta de lo más variado. Además de muchos alumnos procedentes del ciclo formativo de grado medio de Instalación y Amueblamiento -que desarrolla competencias básicas en la materia y que se imparte en el mismo instituto- por los talleres han pasado desde una profesora de Filosofía con oposiciones y plaza fija a un matrimonio de técnicos sanitarios. "Y a partir del próximo curso no será necesario realizar la prueba de acceso para los estudiantes procedentes del grado medio, por lo que esperamos un incremento de estudiantes", destaca Natera. La matriculación se abrirá en primavera.

El proceso de diseño comienza, obviamente, con la inspiración. Pero, al margen de la visualización conceptual del mueble o instalación, los estudiantes deben aplicar cálculos de ingeniería para valorar la resistencia de los materiales. Buena parte de la concepción se realiza ante el ordenador, con programas como AutoCad.

Luego se pasa al taller. El centro linense posee una importante dotación de maquinaria entre la que se incluye un sistema de mecanizado por control numérico que es capaz de realizar diseños complejos y que en su día fue una instalación pionera en un centro de Formación Profesional. Además de las herramientas de corte y ensamblaje, también se cuenta con una sala de barnizado y una cabina estanca para acabados.

Cada alumno confecciona en el centro a lo largo del curso de dos a cuatro muebles completos, en función de la complejidad de los mismos. Desde aparadores a puertas o estanterías. Todo desde cero.

El instituto participa cada año en el certamen Profemadera, una agrupación de docentes e institutos donde se imparte este FP. Y el Virgen de la Esperanza acumula un importante palmarés con 17 premios en apenas quince años de estos premios. El certamen rota entre los centros con estos estudios y su jurado se completa con profesionales del sector. Entre los proyectos premiados se encuentran muebles de escritorio, escaleras de caracol, pérgolas e incluso viviendas completas. Porque la inspiración no encuentra límites; uno de los valores más demandados en un mercado laboral y en un sector en constante evolución.

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