a través del tiempo memoria gráfica

Lunes Santo en La Línea

ESTA Hermandad comienza dando culto a una imagen de Jesucristo muerto y crucificado que anteriormente sacaba en procesión la Hermandad de Nuestra Señora de Las Angustias. Dicha escultura, seriada y de reducidas dimensiones, fue realizada en pasta madera y procedía de los talleres gerundenses de Olot. Es cedida en el año 1947 por la familia García Gil al Rvdo. P. D. Joaquín Andrades Arcos para que presidiese el Altar Mayor de la Parroquia de la Inmaculada Concepción.

Esta Hermandad se crea de forma Oficial en el año 1.956 dentro de la Parroquia Inmaculada Concepción por un grupo de personas, la mayoría de ellos jóvenes estudiantes de Acción Católica, bajo la dirección espiritual de Reverendo Padre D. Vicente Rubio. La primera salida procesional con la imagen del Santísimo Cristo la realiza ese mismo año el 31 de marzo, en la madrugada del Sábado Santo, con un cortejo formado exclusivamente por hombres en el más absoluto silencio. Su primer itinerario transcurrió por las calles Duque de Tetuán, López de Ayala, General Sanjurjo, General Varela, San Pablo, San Luís, Calvo Sotelo, Plaza Generalísimo, José Antonio e Iglesia.

El Rvdo. P. D. Vicente Rubio Rodríguez y el Hermano mayor D. Luís Mañasco Lara, fueron los impulsores de la Cofradía. El Padre Vicente animó en todo momento a los hermanos a transmitir un verdadero sentido cristiano y un estricto rigor penitencial a la Semana Santa linense. Quisieron que existiera en la ciudad de La Línea una Cofradía de rigurosa Penitencia, y de ahí que para ello, se escogiera como titular a la imagen del Santísimo Cristo de la Esperanza que existía en la Parroquia de la Inmaculada. La idea penitencial, se derivó enseguida en la austeridad y así, los distintivos de la Hermandad del Silencio fueron siempre a lo largo de toda su historia de la más significativa sencillez. De este modo, la madrugada del Lunes Santo (con anterioridad realizaba su estación de Penitencia los Viernes Santo), las calles de La Línea se convierte en mudos testigos de un cortejo fúnebre que hace estremecerse los cimientos mismos de la ciudad, cuando sus nazarenos enlutados con antifaz sin capirotes, imponen su silencio entre la multitud que se apiñan en la angostura de las calles.

Durante muchos años el desfile procesional y sobre todo el paso de Cristo era acompañado por el redoble de un tambor, y se procedía al apagado del alumbrado público como señal de recogimiento y respeto. También eran tradicionales los acompañamientos de escolta, siendo sus encargados la Policía Nacional en el paso de Cristo y el cuerpo local de bomberos en el paso de palio.

También era de destacar la organización junto a la juventud de Acción Católica del Solemne Vía Crucis de la Parroquia de la Inmaculada en la tarde del Viernes Santo presidiendo la imagen del antiguo crucificado. A dicho acto religioso acudía de forma masiva una gran cantidad de fieles y a su finalización se procedía a un devoto Besapié en el interior del Templo.

En 1962 se forma una Junta Provisional, saliendo elegido como presidente de la misma José Gallego Segundo.

La talla del Santísimo Cristo de la esperanza que procesiona en la actualidad es obra del imaginero José Antonio Navarro Arteaga, que sustituyó a la antigua. En esta imagen el artista ha plasmado sobre madera el silencioso rostro de un Cristo que solo habla con la muerte.

A pesar de haber sido cedida su propiedad a la Parroquia de San Pío X según documento firmado por los párrocos D. Juan José del Junco Domenech y D. Jesús José García Cornejo en 1.994, fue trasladada de nuevo al Templo primitivo donde se ha colocado en la pared lateral de la capilla del Sagrario.

La Hermandad recupera a una dolorosa de candelero que fue anteriormente Titular de la Cofradía de Los Dolores. Las noticias sobre el origen de la talla y su llegada a la Línea se remontan a la década de los años treinta cuando tras los asaltos que se cometen sobre la Parroquia de la Inmaculada una familia de Cádiz decide donar al Rvdo. P. D. Juan Rodríguez Cantizano una imagen de la Virgen para las procesiones de Semana Santa ante la pérdida de la original. Se estima que pertenece a la escuela malagueña de principios del siglo XIX y carece de autoría certificada.

A mediados de los noventa, llega a la Parroquia de San Pío, una deteriorada imagen decimonónica, que tras la restauración efectuada por Luis Mañasco Lara, quien estucó y encarnó de nuevo el rostro y Francisco José Corral Rojas que realizó un importante trabajo sobre las manos para cambiar y adecuar su postura, la bella imagen de San Juan Evangelista, adolescente y sencillo, fue incluida como cotitular de la Hermandad del Silencio y formó parte del conjunto del Palio, procesionando junto a María Santísima de la Concepción.

Lamentablemente la dolorosa dejó de formar parte del cortejo durante muchos años debido a la escasa participación y falta de ayuda necesaria. Lo hizo de manera excepcional en la Semana Santa del año 1.985, para retomar posteriormente y de forma consecutiva el acompañamiento al paso del Santísimo Cristo a partir del año 1990.

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